Imprevisibles y con un comportamiento similar a las volcánicas, las coladas de rocas y de residuos sólidos, denominadas lavas torrenciales, amenazan cada vez con más frecuencia la región de los Alpes suizos donde este verano ya se han cobrado la vida de una docena de personas y ocasionado millones de francos suizos de pérdidas en infraestructuras. El deshielo de los glaciares y el deterioro del permafrost empapan los suelos de agua y facilitan este fenómeno que cada vez es más violento. Las inusualmente altas temperaturas están provocando deslizamientos importantes de terreno en diversos sectores. Más de cien fueron observados en un sólo día, a principios del pasado mes de julio, en el cantón de Valais. En Valais un hombre perdió la vida a principios de julio en el sótano de un hotel que se inundó de forma precipitada por este tipo de colada, de apariencia muy viscosa, parecida a la lava volcánica excepto que no es caliente. Otro cantón, el de Tessin, ha sido recientemente igualmente duramente afectado hace unos días por este tipo de fenómeno. Se calcula que un centenar de países en el mundo sufren este tipo de episodio que, desde 2015, han aumentado su frecuencia por el cambio climático . Estas coladas llevan cantidades importantes de bloques de piedra y entullo a través de una riada que arrastra a su vez rocas acumuladas en las laderas de las montañas con efectos devastadores. Estas avalanchas de piedras pueden ocurrir en la mayoría del territorio helvético, a velocidades relativamente elevadas, y llegar a arrastrar en la zona de los Alpes , más de medio millón de metros cúbicos de materiales. Los daños anuales se calculan en decenas de millones de francos suizos ya que sólo transportar estos sedimentos necesitaría más de 40.000 camiones. Los científicos coinciden que desde el año 2015 todos los veranos han sido caniculares en Suiza y que a partir de 2022 y 2023 la tendencia se ha acelerado aún más. Las consecuencias de estos dos últimos veranos han sido cruciales en la degradación del permafrost y en el deshielo de los glaciares. Las rocas se fragilizan y en muchos casos se desprenden. Estos deslizamientos suelen formarse en los lechos de los arroyos o barrancos que tienen pendientes superiores a 25%. El problema está en que no se puede saber de antemano donde se provocarán por desconocerse la cantidad de escombros que hay en los cursos de agua ni tampoco determinar la cantidad de material que podría desplazarse en caso de lluvia intensa. Debido a las consecuencias del cambio climático muchas aglomeraciones urbanas que se encuentran al pie de una montaña corren riesgos considerables de ser sepultadas por una colada de lava torrencial. En la estación alpina de Kandersteg, en el cantón de Berna, sus habitantes viven bajo la amenaza continúa del derrumbe de una montaña vecina. Le Spitzer Stein (2974m) amenaza con derrumbarse y sumergir a Kandersteg y a sus habitantes bajo veinte millones de metros cúbicos de roca caliza. Según la Oficina Federal del Medio Ambiente (OFEV), alrededor del 8% del territorio suizo es inestable y las aglomeraciones situadas en estas zonas serán víctimas de este tipo de catástrofe natural. Para intentar proteger a la población, las autoridades han puesto en marcha sistemas de prevención, a veces, con la ayuda de la inteligencia artificial. Estos sistemas de alerta pueden predecir o detectar movimientos de materiales en caso de fuertes lluvias. Sin embargo, en numerosas ocasiones las alertas se revelan infundadas y provocan la cólera de la población. Otro método para reconocer una colada de lava torrencial sería utilizar instrumentos en el lecho de los torrentes o en la ribera de los ríos. El problema está en que este material se rompe al paso de los materiales arrastrados. Otro sistema que permite captar las ondas que se propagan por el suelo tampoco se ha revelado eficaz. Para paliar estos inconvenientes los investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich han puesto a punto un sistema de alerta basado en la inteligencia artificial, con captores similares a los utilizados en caso de terremoto que permiten detectar las coladas de lava torrencial y distinguirlas de las vibraciones provocadas por los rebaños de vacas o del tráfico ferroviario. Este dispositivo fue probado con éxito en 2020 en el torrente de Illgraben en el cantón de Valais. Gracias a este se pudo prolongar el margen de alerta veinte minutos, lo que permitió ganar tiempo para evacuar a la población y salvar vidas. Sin embargo, este sistema no permite evitar los daños en las infraestructuras. Las autoridades suizas invierten cantidades considerables de fondos públicos para reconstruir y proteger las zonas afectadas pero los daños causados. Algunas coladas de rocas son demasiado graves y ocurren en zonas poco pobladas que no justifican esta inversión por lo que se estudia la posibilidad de abandonar algunos valles alpinos. La conferencia de los gobiernos cantonales alpinos calificó este proyecto de «cínico y a corto plazo» por estimar que valles enteros no deberían vaciarse de su población. Para el experto Alexandre Badoux sería más eficaz intentar comprender el motivo de estas destructoras coladas de lava torrencial para poder a dibujar el mapa de las zonas de riesgo.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-08-17 11:29:15
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