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«La siesta es una opción, no una obligación; hay niños incapaces de estar despiertos un día entero»

«La siesta es una opción, no una obligación; hay niños incapaces de estar despiertos un día entero»



Manuel Antonio Fernández , neuropediatra, reconoce que la decisión de que los niños duerman o no la siesta es muy controvertido, no por las consecuencias de la misma, sino por las muy variadas opiniones que nos podemos encontrar al respecto. Explica que la siesta, por definición, ni es buena ni es mala. «Todo depende del niño y sus circunstancias. Que no se agite ni agobie nadie por este asunto».   ¿Hasta qué edad debe dormirla? Pues seamos claro, si puede y quiere, hasta la edad de jubilación, o aún más. Ahora bien, ¿significa esto que todo chico debe hacerlo y que, además, siempre hay que hacerlo? Claramente no. ¿Entonces? ¿Cómo proceder? Vamos a concretar un poco. Es lo más habitual del mundo que los niños hagan una siesta diaria ‘de necesidad’ hasta alrededor de los 3 o 4 años. Tanto es así que en muchos centros escolares de Educación Infantil de horario prolongado, la siesta sea una parte imprescindible del horario de tarde de los chicos. Puede que no todos la duerman, o que no siempre, y que además, la duración pueda ser variable, pero por regla general, la inmensa mayoría de los niños se beneficia de ella a estas edades. A partir de ahí, la situación va cambiando progresivamente. Desde los 4 años, y especialmente a partir de los 5, las ganas de descansar en la hora de la siesta van siendo cada vez menores. De esta forma, lo habitual es que la duerman los días que tienen actividades más demandantes en horario de mañana. Eso sí, hay algunos que no la dormirán ni por todo el oro del mundo. No es problema.   ¿Cuánto tiempo debe durar en los niños? Esto es algo que también cambia con la edad. Si bien antes de los 3 años, pueden dormir siestas profundas y prolongadas que pueden alcanzar hasta las 2 o 3 horas, a partir de los 3, y especialmente a partir de los 4 años, la cosa cambia. A veces, más que una siesta, es una ‘recarga de energía’ que puede durar entre 20 y 40 minutos, o una hora como máximo. Luego, la siesta se vuelve mucho más dependiente de los factores externos. Hay padres que suprimen la siesta de sus hijos para que lleguen más cansados por la noche, se acuesten antes y, de esta forma, concedan un respiro nocturno mayor a los padres. ¿Es correcto actuar así? Efectivamente, dentro de la situación específica de cada niño, es posible realizar este tipo de modificaciones; eso sí, con una perspectiva diferente. Es decir, la cuestión de fondo no debería ser el descanso de los padres, por muy importante que sea, sino el adecuado bienestar del niño, que es el más sensible y necesitado en estos aspectos dentro de la familia. Dejando este concepto claro, cierto es que suspender la siesta, o reducirla, para conseguir una optimización del horario de inicio de sueño, la calidad y la duración del mismo, es una opción perfectamente correcta. ¿Hay que obligarles a dormir la siesta si no quieren? Este también es un tema controvertido que espero poder dejar claro. La siesta es una opción, no una obligación, pero la verdad es que hay niños que son incapaces de mantenerse despiertos durante un día entero, ya sea por el importante desgaste energético o por el estrés y el nerviosismo que han podido acumular a lo largo del día. Volviendo a insistir de nuevo en amoldarnos a las necesidades fisiológicas de nuestros hijos, hay chicos que están cayéndose de sueño y de cansancio pero hacen todo lo posible por evitar acabar sucumbiendo a los brazos de Morfeo. En dichos casos, más que obligar, cosa que no suele funcionar bien con ellos, lo más recomendable sería facilitar las condiciones idóneas, como pueden ser, ambiente relajado en casa, poca luz, nada de dispositivos electrónicos, acompañarlos hasta que se duerman… para que la biología haga su parte del trabajo y les permita conciliar el sueño.   ¿Pasa algo si unos días duermen la siesta y otros días no en verano? Claro que no. Hay días muy diferentes en los que las necesidades pueden variar. Eso sí, si no queremos volverles y volvernos locos, es importante mantener unas rutinas más o menos estables. Puede o no dormir, pero los horarios y la duración del sueño debe ser similar, hay que evitar trasnochar, cambiar los ciclos… Es fundamental mantener una mínima estructura



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Author : (abc)

Publish date : 2024-08-14 02:45:00

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