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El día que cayó a la Tierra un meteorito cuatro veces mayor que el Everest

El día que cayó a la Tierra un meteorito cuatro veces mayor que el Everest



Hace miles de millones de años, mucho antes de que existiera en la Tierra nada parecido a la vida que conocemos, un auténtico bombardeo de meteoritos cayó sobre el planeta . Y ahora los científicos han conseguido determinar la historia de una de esas rocas espaciales, una que se estrelló contra nuestro mundo hace 3.260 millones de años y que está revelando jugosos secretos sobre su lejano pasado. Nadja Drabon, geóloga del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard, ha dedicado su carrera a tratar de averiguar cómo era el planeta en los tiempos de aquél intenso bombardeo, cuando en la Tierra sólo existían bacterias y arqueas unicelulares, y cuándo y por qué todo empezó a cambiar hasta convertirse en el mundo que conocemos. ¿Cuándo aparecieron los primeros océanos? ¿Qué pasa con los continentes? ¿Y con la tectónica de placas? ¿Cómo afectaron todos esos impactos violentos a la evolución de la vida? Un nuevo estudio publicado por esta investigadora y su equipo en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ arroja luz sobre algunas de estas preguntas. Y lo hace analizando a fondo el llamado impacto ‘S2’, que se produjo hace más de 3 mil millones de años y cuya evidencia geológica se conserva aún hoy en el ‘Cinturón de Piedras Verdes de Barberton’, en Sudáfrica. A través de un minucioso y agotador trabajo de campo, caminando por pasos de montaña que contienen evidencia sedimentaria y recolectando las primeras salpicaduras de roca que se incrustaron en el suelo y se conservaron con el tiempo en la corteza terrestre, y tras analizar la sedimentología, la geoquímica y las composiciones de isótopos de carbono dejadas por el paso del tiempo, el equipo de Drabon consiguió construir la imagen más convincente hasta la fecha de lo que sucedió el día en que un meteorito de más de 35 km ( el tamaño de cuatro veces el monte Everest ) cayó sobre nuestro planeta. «Imagínese parado frente a la costa de Cape Cod (una célebre y turística península con forma de gancho en Massachusetts), en una plataforma de aguas poco profundas —dice la investigadora—. Es un ambiente de baja energía, sin corrientes fuertes. Y que luego, de repente, aparezca un tsunami gigante que pasa y destroza el fondo del mar». El meteorito S2, mucho más grande del que acabó con los dinosaurios (que tenía unos 10 km y cayó en el Golfo de México hace 66 millones de años), provocó un tsunami de tal magnitud que revolvió todo el océano, arrancó partes del fondo y arrojó enormes cantidades de rocas y tierra a las zonas costeras. El calor del impacto , además, hizo que la capa superior del océano se evaporara, al tiempo que calentaba la atmósfera. Una espesa nube de polvo lo cubrió todo, bloqueando cualquier actividad fotosintética que pudiera estar teniendo lugar. Pero las bacterias son resistentes y, según el análisis del equipo, tras el impacto se recuperaron rápidamente. Y no solo eso, sino que hubo un fuerte aumento de las poblaciones de organismos que se alimentan de los elementos fósforo y hierro. El hierro probablemente fue arrastrado desde los fondos oceánicos a aguas poco profundas por el tsunami antes mencionado, y el fósforo fue entregado a la Tierra por el propio meteorito y por un aumento de la propia erosión terrestre. El análisis de Drabon muestra que estas bacterias metabolizadoras del hierro habrían florecido inmediatamente después del impacto. Un cambio que resulta ser una pieza clave del rompecabezas que describe la vida temprana en la Tierra. Según el estudio, en efecto, los impactos de meteoritos, a pesar de matarlo todo a su paso (incluidos los dinosaurios hace 66 millones de años), tienen un lado positivo para la vida. «Pensamos que los eventos de impacto son desastrosos para la vida —dice Drabon—. Pero lo que este estudio destaca es que estos impactos, en realidad, le habrían aportado beneficios, especialmente en las primeras etapas… estos impactos podrían haber permitido que la vida floreciera». Las firmas químicas escondidas en finas capas de roca ayudaron a Drabon a reunir evidencia de tsunamis y otros eventos cataclísmicos. El Cinturón de Piedras Verdes de Barberton, donde en la actualidad el equipo de Drabon concentra la mayor parte de su trabajo, contiene evidencia de al menos ocho eventos de impacto diferentes, incluido el S2. Y la investigadora no piensa parar hasta conseguir arrancarles hasta el último de sus secretos sobre la a menudo misteriosa historia de la Tierra.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-21 19:00:00

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