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¿Hacia un país sin bibliotecas? La crisis silenciosa de un servicio esencial

¿Hacia un país sin bibliotecas? La crisis silenciosa de un servicio esencial



«Soy incapaz de imaginar un mundo sin libros», escribía José Luis Borges. ¿Y sin bibliotecas? En España es complicado. «Existe una ley que regula que los municipios de más de 5.000 habitantes deben contar con alguna de titularidad pública», recuerdan desde Anabad, la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas. En concreto, lo recuerda el apartado b del artículo 26 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local. «Los municipios con población superior a 5.000 habitantes deberán prestar, en todo caso, parque público, biblioteca pública y tratamiento de residuos». En 2012, el número de bibliotecas en España, según los datos del Ministerio de Cultura y el Instituto Nacional de Estadística (INE), alcanzó su máximo histórico con 6.835, desde entonces poco a poco han ido echando el cierre en todo el territorio nacional. En algunas provincias, la cifra no ha dejado de decaer, aunque en otras, como en Ourense, Vizcaya, Cantabria, Guipúzcoa, Jaén y Huelva, el número ha crecido. «Necesitamos un mayor desarrollo de esa Ley 7/1985», señalan fuentes de la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas. De las casi 6.000 bibliotecas censadas en las bases de datos del Ministerio de Cultura, siete de cada diez son públicas. Según las estadísticas del sector, la media nacional de bibliotecas públicas (puntos de servicio fijo) por cada 100.000 habitantes, se situó en 10 bibliotecas públicas. «No pensamos que haya menos bibliotecas», asegura Anabad. «Lo que de verdad ocurre es que están mal dotadas». En los últimos años, la cantidad de dinero que ha llegado a estos establecimientos se ha ido recortando céntimo a céntimo y euro a euro. En 2022, los gastos corrientes y de inversión en las bibliotecas alcanzaron los 385 millones de euros, 2 millones menos que hace dos años. Pero la falta de recursos no es solo económica, «también lo es de personal», aclaran desde Anabad. La gran pérdida de bibliotecarios o profesionales relacionados con estos lugares se registra en los municipios entre 2.000 y 10.000 habitantes. «Con esta falta de personal, muchas se quedan un poco cojas para garantizar su buen funcionamiento», alertan los responsables de Anabad. Con el paso de los años, los horarios de apertura se han ido haciendo cada vez más pequeños. «Es necesario un personal bien formado que pueda garantizar un buen engranaje. Las bibliotecas no solo son un lugar de préstamo de libros, también hay aproximaciones a la lectura, visitas guiadas, fomento del pensamiento crítico…», recuerdan desde Anabad. «Todo eso cada vez es más complicado», añaden. Pero este mal también se reproduce en los colegios e institutos. A pesar de ser también obligatorias por ley, estos espacios pierden peso en los centros educativos, especialmente en Cataluña y las Islas Baleares. Un mal que se da especialmente en los centros de primaria de España, según los últimos datos disponibles en el archivo del Ministerio de Educación y Formación Profesional. En el curso 2019-2020, justo previo a la pandemia provocada por la Covid-19, casi siete de cada diez centros educativos tenían abierta su biblioteca escolar, muy lejos del anterior estudio del año escolar 2015-2016 cuando el porcentaje de funcionamiento era casi del 86%. La cifra también se reduce casi cinco puntos porcentuales en los recintos donde se imparten conjuntamente estudios relacionados con la primaria y secundaria obligatoria. Una tendencia preocupante y que, todavía, no recoge las restricciones que se aplicaron tras la llegada de la Covid-19 en febrero de 2020 y que, en primera instancia, conllevó el cierre de los centros escolares y tras la reapertura se acotó el uso de espacios comunes. A pesar del menor número de bibliotecas y también de su horario más acotado, los españoles no han abandonado los libros. En dos décadas, el número de usuarios inscritos a estos establecimientos se ha duplicado pasando de los 12 millones en 2002 a los 27 millones registrados en 2022, según los datos recogidos por la estadística del Ministerio de Cultura. «No hay menos interés por los libros», destacan desde Anabad. «Los gustos es cierto han cambiado y nos hemos adaptado», recalcan. Los préstamos ya no se hacen de libros físicos, ahora son en formato digital. «Desde hace años ofrecemos este servicio gratuito de préstamos, coordinado e impulsado por la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Cultura. Además desde esta plataforma se pueden tomar en préstamo libros electrónicos, audiolibros, periódicos, revistas…», recuerdan. Pero las bibliotecas son más que eso. En 2022, se realizaron 136.235 actividades culturales (un 21,75 % más que en el año anterior), organizadas por 3.423 bibliotecas públicas (el 74,9 %), siendo el total de los asistentes a ellas 2.869.589 usuarios. «Las bibliotecas desde los inicios de su historia hasta las más punteras hoy en día siempre buscan adaptarse, ser generadoras de conocimiento y centros comunitarios», recuerdan desde Anabad. «Y lo seguirán siendo», afirman.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-21 22:34:28

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