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Si mi hijo practica deporte, ¿se le darán mejor las matemáticas? Esta es la rotunda respuesta de un investigador

Si mi hijo practica deporte, ¿se le darán mejor las matemáticas? Esta es la rotunda respuesta de un investigador



Las funciones ejecutivas (razonamiento, planificación, fijación de metas, toma de decisiones…) juegan un papel fundamental en el aprendizaje, especialmente en el matemático pero, ¿qué impacto real tiene el deporte y la actividad física en el conocimiento? ¿Existe una asociación entre la práctica de la actividad física que hacen los niños con su desempeño matemático? Javier Tubío Ordóñez, investigador del grupo de investigación de ‘Neuroedu’ de UNIR, responde a estas cuestiones en base a una revisión sistemática de la literatura científica respecto a la vinculación de la práctica deportiva con el desempeño de las matemáticas y su respuesta es rotunda. «Sí -afirma este experto-. Ya desde hace algunos años que esto se viene estudiando y la evidencia general apunta en la dirección de que el ejercicio físico tiene un impacto positivo en el desarrollo cognitivo, pero es que, además, y esto para mí es incluso más relevante, la inactividad o una actitud sedentaria en la vida puede tener efectos negativos que van más allá de la salud física, afectando también al rendimiento cognitivo y académico». En parte, prosigue, «esto se puede explicar porque la actividad física fomenta que se desarrollen ciertos fenómenos que son neuroprotectores y favorecen la plasticidad neuronal como, por ejemplo, la concentración en sangre de ciertos factores de crecimiento, la mejora del flujo sanguíneo cerebral o un aumento de la arborización dendrítica». Se ha demostrado, asegura Tubío Ordóñez, «que niños que practican actividad física de manera regular presentan un mayor volumen de materia gris en áreas del cerebro muy implicadas en el aprendizaje como son, por ejemplo, el hipocampo y la corteza frontal y también presentan una mayor integridad de la materia blanca a nivel general, que aquellos niños que son sedentarios. Por otra parte, el sobrepeso, una consecuencia directa del sedentarismo, se relaciona con disminución del volumen cortical de estas mismas regiones«. ¿Existe, entonces, una asociación entre la práctica de la actividad física que hacen los niños con su desempeño matemático? Podemos decir que muchas de las estructuras cerebrales que acabo de nombrar son el soporte físico de funciones cognitivas superiores y complejas como, por ejemplo, las que muchos denominan funciones ejecutivas y que nombraba en su pregunta anterior. Para entendernos un poco mejor, el concepto de funciones ejecutivas puede de cierta forma superponerse a lo que todos entendemos por inteligencia, es decir, todas esas habilidades que vamos desarrollando a medida que vamos madurando y que nos permiten controlar, organizar y regular nuestra conducta para cada vez adaptarnos mejor al entorno, encontrar cada vez más rápido la solución de un problema o alcanzar una meta de manera más eficiente. Son muchas las formas en las que las funciones ejecutivas pueden influir en el desempeño matemático, por ejemplo, es importante ser capaz de regular la conducta para inhibir pensamientos o emociones irrelevantes cuando se tenga que retener información que es importante para una operación matemática y que así no se produzcan interferencias. También, es necesario ser capaz de organizar los pasos de un problema y estructurarlos para poder alcanzar la solución correcta o se necesita de una flexibilidad cognitiva para cambiar entre distintas estrategias de resolución de problemas. Todas éstas son habilidades que se van poco a poco perfeccionando durante el desarrollo y son propias de lo que muchos engloban dentro de las funciones ejecutivas. Cuando los soportes fisiológicos de estas habilidades no están lo suficientemente desarrollados, el niño encontrará dificultades para tener el desempeño matemático que es esperado para su edad. Por tanto, la influencia del ejercicio físico sobre las matemáticas sería a través de las funciones ejecutivas que actuarían como una variable mediadora. Si existe mejora, ¿cómo se mide esta? Precisamente este es uno de los problemas que hemos detectado en nuestro estudio. Hemos realizado una revisión bibliográfica de las investigaciones que en la última década han analizado la influencia del ejercicio físico en el desempeño matemático y hemos observado que no existe un consenso en los métodos e instrumentos usados para la medición del desempeño matemático. Esto obviamente afecta a la fiabilidad de los resultados. En algunas investigaciones vemos que se basan en las calificaciones que los estudiantes han obtenido en la asignatura de matemáticas en la escuela para medir el desempeño y otros estudios utilizan pruebas de rendimiento matemático estandarizadas, pero no siempre las mismas. Esto último consideramos que es más apropiado, pero algunas de estas pruebas miden unos componentes del desempeño matemático y otras pruebas miden otros diferentes. Como digo, esto hace que las conclusiones que se puedan extraer respecto a las relaciones no sean todo lo sólidas que se desearía y haya que ser un poco cautos porque aún se necesita más investigación sobre este tema. Nosotros consideramos que es importante utilizar pruebas objetivas y estandarizadas que valoren los diferentes componentes que conforman las habilidades matemáticas como son la numeración, la cuantificación, el cálculo, la aritmética o la resolución de problemas y, por supuesto, adaptadas a la edad de los niños. La realización de la práctica deportiva, ¿tiene que ser antes de sentarse a realizar operaciones matemáticas o estamos hablando un beneficio a largo plazo…? De todas las investigaciones que hemos revisado, solamente hemos detectado un único estudio en el que se encuentren mejoras en el rendimiento matemático tras una sola sesión de ejercicio físico. Es el estudio realizado por el equipo de Erin K. Howie en 2015, en el que expusieron en un solo día a grupos de niños a sesiones de 10 y 20 minutos de ejercicio moderado durante las pausas lectivas y éstos obtuvieron mejores resultados en pruebas de fluidez matemáticas que aquellos niños que durante estas mismas pausas habían sido asignadas a la condición de sedentarismo. En el resto de las investigaciones en las que hemos encontrado alguna relación entre el ejercicio físico y la mejora cognitiva observamos que esta siempre es en el largo plazo, o bien en programas de fomento de la actividad física de larga duración o al comparar grupos de niños que practicaban deporte de manera recurrente durante toda su vida con grupos de niños con vidas más sedentarias. ¿Cuál sería la mejor práctica deportiva para fomentar estas habilidades cognitivas de las que habla? ¿Nos referimos a deportes en equipo únicamente o pueden ser también los realizados en solitario? Aunque la evidencia sugiere que la práctica de cualquier ejercicio físico ya va a suponer mejoras en diferentes planos, muchos de los estudios que hemos analizado sostienen que en los programas en los que se había aplicado actividad física diseñada como cognitivamente exigente o «enriquecida» proporcionaban mejores beneficios cognitivos, especialmente en habilidades consideradas como funciones ejecutivas. Practicar deportes en los que sea necesario seguir unas reglas, requerirán un nivel de alerta atencional mayor. Deportes con un contrincante o de equipo supondrán que se entrenan habilidades como la anticipación, la inhibición, la flexibilidad cognitiva o la capacidad para hacer inferencias sobre el comportamiento del otro, todas ellas habilidades fundamentales que pueden generalizarse a otros planos de la vida. Se habla mucho de deportes aeróbicos frente a los anaeróbicos o estáticos. ¿Qué de cierto hay en esto y qué relación tienen con una mayor oxigenación cerebral? ¿Cuántas horas tiene que hacer el menor deporte a la semana para que esto sea una realidad? Respecto a la intensidad del ejercicio físico hemos encontrado algo bastante interesante y es que existe una relación curvilínea significativa entre la intensidad del ejercicio y los beneficios cognitivos. Esta relación también se ha encontrado en estudios con animales, tanto en la tasa de generación de conexiones neuronales como en la capacidad de memoria espacial, en respuesta a diferentes intensidades de actividad física. ¿Qué quiere decir una relación curvilínea? Bien, por ejemplo, que, al medir los niveles de neurogénesis y la capacidad de memoria espacial, estos fueron menores tanto en animales sedentarios como en aquellos que realizaban intensidades altas de actividad física y fueron mucho mejores para el grupo que realizaba niveles intermedios de actividad física. Esto es lo que muchos autores han denominado como «hormesis», que quiere decir que a partir de cierta cantidad de actividad física los efectos dejan de sumar e incluso pueden ser negativos ya que implicarían un alto nivel de estrés oxidativo (cortisol elevado, etc.). Los efectos sobre el funcionamiento cognitivo también se verían reducidos. Este límite sería diferente para cada persona, lo que significaría que un mismo programa de intervención no tiene por qué tener los mismos efectos en todos los niños, ya que este punto máximo depende de las condiciones físicas y de otra serie de factores individuales. Para obtener un beneficio óptimo de la actividad física, su intensidad debería personalizarse para cada niño. Estos beneficios, si los hay, ¿pueden favorecer también a los niños con algún trastorno del neurodesarrollo? No hemos encontrado ninguna investigación que excluyan a niños con trastornos del neurodesarrollo entre los que se pueden beneficiar, pero es cierto que no hay demasiadas investigaciones con este grupo poblacional. Pero como decía anteriormente, la actividad física es importante que esté adaptada a las condiciones físicas y capacidades de cada niño. Usted se refiere solo a las Matemáticas pero, ¿cree que las mejoras en determinadas capacidades (si las hay) se podrían hacer extensivas a la lectura, por ejemplo? Por supuesto, las habilidades cognitivas de las que estamos hablando no solo son necesarias para el buen rendimiento en matemáticas sino también para otro tipo de habilidades adquiridas como son la lecto-escritura, sobre todo a niveles en los que la exigencias de estos aprendizajes es mayor.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-27 09:54:09

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