Cinco días después de que la riada se llevara por delante todo lo que conocían, los vecinos de las zonas afectadas en Valencia insisten en la necesidad de llevar guantes y mascarillas para llevar a cabo la ingente tarea de limpieza pendiente. Unos métodos de prevención autoimpuestos ante la necesidad de entrar en zonas donde el agua lleva cuatro días estancada, sin saber si hay cadáveres en ellas, pues todavía quedan muchas personas por encontrar, y donde el fango se acumula pese a la labor incansable que vienen realizando desde el momento que «pasó» el peligro. Esta contó con un acelerón el viernes -al menos en los municipios más cercanos al nuevo cauce del río Túria- por la ayuda prestada por cientos de personas que se acercaron andando el día de ayer. No sólo desde Valencia, sino también desde otros puntos de España como Alicante Andalucía o Madrid. Algo que agradecen los locales, que están desbordados por la tragedia, y que al mismo tiempo provocó retenciones a la entrada desde Valencia a la altura del barrio de San Marcelino, donde se acumulaban los coches y las hileras de bicicletas y personas cargadas de suministros. La mayor parte retornaba alrededor de las cinco de la tarde de la zona afectada, y entre ellos podía verse grupos grabando vídeos o tomándose fotografías. Hacia el interior de l’Horta Sud, el olor a «putrefacto» que se siente, por ejemplo, en barriadas del entorno de Benetússer y Massanassa alerta a los vecinos. Algunos de quienes vivían en plantas bajas (no han sido las únicas puestas en peligro, pues el torrente de agua llegó a superar los dos metros de altura en ciertos puntos) han logrado limpiar en gran medida el interior de sus habitáculos, de los que han podido rescatar pocas o ninguna cosa. Sin embargo, otros todavía ven sus casas arrasadas y cubiertas de cieno y desperfectos, por lo que grupos de amigos, familiares y conocidos -organizados de forma autónoma- se preparan al caer la noche para una nueva jornada de trabajo. A botas, rastrillos, palas, escobas… empiezan a sumar mascarillas y guantes. Una medida sobre lo que insisten ante el temor de contraer alguna infección y que no les ha recomendado ninguna insistitución pública (central o autonómica) directamente, sino que se transmiten por cuentas en redes sociales donde cuentas independientes han empezado a colgar posts sobre métodos de actuación en catástrofes naturales. Estos circulan por los chats de mensajería que comparten quienes nacieron y crecieron en la zona. No es lo único, además de vídeos grabados en primera persona entre la angustia de la catástrofe, se reenvian audios alarmantes e hipotéticas cifras de muertos de zonas en las que todavía no se ha logrado entrar y que, por lo tanto, están sin confirmar. Los más sensatos desconfían de estas últimas a la espera de que se inicien las labores de drenaje en espacios donde todavía se acumula el agua. Es el caso del paso a nivel entre Alfafar y Benetússer o el parking de algunos grandes supermercados cercanos, donde la gente hacía compras en el momento que empezó a subir el agua.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-11-02 07:59:02
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