A veces hay sucesos que se encadenan; y si en nuestro último comentario descubríamos a jóvenes y brillantes canteranos, es ahora la zarzuela la que nos acerca a músicos que se abren camino o esperaban una oportunidad como esta. Y es que la Compañía Sevillana de Zarzuela se ha propuesto recuperar el género dignificándolo, postulando voces interesantes y nuevas, recuperando la indiferencia del público (tres funciones sin una localidad libre) y que cada éxito encienda otra antorcha en su camino. Y en buena parte conseguido gracias al entusiasmo y la profunda convicción de su alma rectora, Javier Sánchez-Rivas . La producción propia de esta zarzuela ha tenido una mejora notable al estrenar un decorado inicial que recordaba la sala del antiguo Teatro Álvarez Quintero, tela pintada realizada por algunos doctorandos de la Facultad de Bellas Artes hispalense, una vista muy apropiada, al ilustrar así esta historia de teatro dentro del teatro y teniendo como punto de referencia Sevilla: la visión habitual de los actores desde el escenario con la sala al fondo. Por este decorado y por los dos restantes que quedan hacía correr Marta García-Morales a sus compañeros en el enjuto escenario turinesco con gran soltura y denuedo, planteando las situaciones con gracia e imaginación, arrancando las risas o sonrisas al público, aunque sean momentos muy conocidas para el aficionado al género. Y luego el aliento de los actantes, y perdónesenos que volvamos a citar a Rivas, pero es que pareció ignorar que le quedaban dos funciones más y que corría el peligro de quedarse ronco en la asunción de su rol inspectoril, o de quebrarse desde lo alto de una silla, ya que terminó con sus huesos en el suelo. Y de igual manera el entusiasmo lo contagiaba luego la misma García-Morales durante la ‘audición’ ante el inspector en la famosa aria ‘Ay, ba!’ (‘La corte de faraón’, Lleó) , bien entonada, de naturaleza divertida y sugerente, y más que bien representada. Precisamente fue su compañera Carmen Jiménez quien nos la cantaba hace un año casi (octubre), porque son papeles que le van muy bien, al ser una lírica de brillante centro, atractiva y muy expresiva (parecía sentirse a gusto en su papel de La Antonelli, sevillana garbosa ella); pero como ya dijimos en ‘La corte’ necesita proyectar mejor, de manera que la voz llegue con más volumen a sala. Destacó también su claridad con el texto junto a precisos y bonitos agudos. A su lado, Paco Sánchez fue el ‘tenor’, que dio también muestras de una excelente labor actoral y un registro lírico adecuado, que quizá podría estar más cubierto, pero que se atrevió con todo -agudos incluidos-, además de mostrar una dicción transparente. El triángulo ‘amoroso’ se completaba con el empresario y marido Querubini , que Amando Martín clavó. Y podríamos decir que pertenece a la estirpe de actores-cantantes, más cómicos que músicos, pero lo cierto es que cuando le tocó cantar de verdad pudo lucir un registro baritonal muy interesante, con lo que completaba un rol que le viene que ni pintado. Juan Antonio Ortiz firmó un divertido Pérez , el sufrido regidor y mano derecha a las órdenes de Querubini. Pero la verdad es que la sorpresa vino de dos miembros del coro: Alicia Naranjo y Julio Nomdedeu, en la citada ‘audición’. La primera quiso encantar al inspector con la ‘Canción de Paloma’ del Barberillo de Lavapiés (Barbieri) . Y fue empezar a cantar y ya sorprendernos con un registro bien templado, seguro, homogéneo, expresivo y también muy claro. La verdad es que nos supo a poco, y eso que pasó desapercibida en su reciente intervención como Nita en ‘Los gavilanes’ del mayo pasado en el Maestranza. Y por otro lado, el ‘bajo’ Nomdedeu con recio y poderoso registro, muy bien modulado, equilibrado, expresivo y muy controlado, añadiéndosele el mérito raro e impagable de que se le entendiera absolutamente todo. Es de los que no dejó ver sino una parte de su vigorosa voz y por lo tanto que nos diera la sensación de una naturalidad proveniente del -aparente- nulo esfuerzo de su voz, por lo que la sensación era de un registro de marcada distensión. Ahí estuvo si no el ‘Despierta, negro’ de ‘La tabernera del puerto’ (Sorozábal) . Que son zarzuelas levantadas a golpe de voluntad inquebrantable lo pudimos ver en que el coro presentaba a cuatro hombres y ocho mujeres y, de estas, cinco eran sopranos y tres contraltos: bueno, pues ni por esas nos dio una sensación de desequilibrio (no sabemos si ellos cantaron con más volumen para compensar o ellas algo menos para lo mismo). Y aún de esas huestes salieron las referidas sorpresas de la noche. Musicalmente diríamos que nos resultó lo más redondo de la velada (contando con las dos intervenciones de los dos coralistas). Por último, Elena Martínez le tiene cogida la medida a la orquesta , tanto para que suene muy proporcionada y no tape las voces de los cantantes, como que brille en los pasajes instrumentales. Nos llamó mucho la atención la ardua labor de los metales a uno, y que consiguiesen no sobresalir y fundirse con las cuerdas, algo de lo que pudo presumir también la percusión. La zarzuela se presenta como una parodia de la famosa ‘Africana’ de Meyebeer , género paródico que gustaba mucho en España. Podemos encontrar también ramalazos de otras tantas óperas (un año antes se había estrenado ‘Pagliacci’ , también teatro dentro del teatro, y donde el marido sufre todas las noches la representación del amor entre su esposa y otro miembro de la compañía). En todos los casos la tragedia se masca desde el principio. Sobre el planteamiento antedicho o esbozado, la versión española nos dejó un final que nos marcó con una risa/sonrisa mientras salíamos a la ajetreada calle. A lo mejor por eso nunca triunfamos en la ópera, a lo mejor por eso nos gusta tanto la zarzuela. Es el sentido trágico de la vida frente a la risa que desafía al fatum. ¿Qué elegirían?
Source link : https://www.abc.es/queplan/sevilla/conciertos/duo-africana-sentido-tragico-vida-frente-risa-20241207025159-nts.html
Author : (abc)
Publish date : 2024-12-07 01:52:00
Copyright for syndicated content belongs to the linked Source.