El Papa Francisco ha solicitado este domingo un alto el fuego en todos los frentes de guerra con vistas a la Navidad, y que se conmute la pena de muerte a quienes están en espera de ser ejecutados en Estados Unidos, que son trece o quince personas. Dice que sería «una señal de esperanza para la humanidad probada por las crisis y los conflictos». Ha sido durante una jornada maratoniana y agotadora, a pocos días de cumplir 88 años, en la que ha presidido tres grandes eventos y que ha coronado en la plaza de España de Roma. A primera hora de la mañana, el Papa Francisco ha celebrado una multitudinaria misa en la basílica de San Pedro con los nuevos cardenales. En la ceremonia, se ha detenido a explicar qué significa para los católicos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María . Ese estar «libre de pecado» es también según Francisco una llamada a estar «dispuestos a darle lugar a Dios en nuestros proyectos y a acoger con ternura materna a todos los hermanos y hermanas que encontramos en nuestro camino». La propuesta contrasta con «la presunción de autosuficiencia que no produce ni amor, ni felicidad». «¿De qué sirve tener dinero en el banco, comodidades en los apartamentos, falsos contactos en el mundo virtual, si luego los corazones permanecen fríos, vacíos o cerrados? ¿De qué sirven los altos niveles de crecimiento financiero de los países privilegiados, si medio mundo muere a causa del hambre y de la guerra, mientras los demás se quedan mirando con indiferencia? ¿De qué sirve viajar por todo el planeta, si luego cada encuentro se reduce a la emoción del momento, a una fotografía que ya nadie recordará al cabo de algunos días o algunos meses?», se ha interrogado. Además, según Francisco, «quien exalta como conquista el rechazo de todo vínculo estable y duradero, no genera libertad; quien le falta el respeto al padre y a la madre, quien no quiere hijos, quien considera a los demás como un objeto o como un fastidio, quien considera el compartir como una pérdida y la solidaridad como un empobrecimiento, no difunde alegría ni futuro». Durante el ángelus en la plaza de San Pedro, el Papa ha enviado un saludo a Nicaragua, país que celebra de modo particular la fiesta de la Inmaculada Concepción. «En esta solemnidad estoy cerca de modo particular de los nicaragüenses», ha dicho. «Os invito a uniros en oración por la Iglesia y el pueblo de Nicaragua», ha solicitad a continuación e los peregrinos, «para que la Virgen María los consuele en las dificultades y en las incertidumbres, y abra los corazones de todos, para que se busque siempre la vía de un diálogo respetuoso y constructivo con el fin de promover la paz, la fraternidad y la armonía en el país». En el país centroamericano el régimen sandinista continúa la campaña de presión contra los católicos, y según la activista de Derechos Humanos Martha Patricia Molina, Daniel Ortega habría solicitado a las congregaciones religiosas que abandonen el país antes de fin de año. Francisco ha rezado también «por la paz en la martirizada Ucrania, en Medio Oriente – Palestina, Israel, Líbano y ahora Siria –, en Myanmar, Sudán y dondequiera que se sufra por la guerra y la violencia». Luego ha hecho «un llamamiento a los gobernantes y a la comunidad internacional, para que se pueda llegar a la fiesta de la Navidad con un alto el fuego en todos los frentes de guerra». Saliéndose del texto que llevaba preparado, el Papa ha asegurado que «me sale del corazón pediros que recéis por los detenidos que en Estados Unidos están en el corredor de la muerte, creo que son 13 o 15». ·Recemos para que su pena sea conmutada, cambiada. Pensemos en estos hermanos y hermanas nuestros y pidamos al Señor la gracia de salvarlos de la muerte», ha solicitado. Por la tarde, mientras anochecía, el Papa ha salido a las calles de Roma para conmemorar en la «piazza di Spagna» la fiesta de la Inmaculada Concepción y saludar a la Ciudad Eterna a pocas semanas del Jubileo de la Esperanza que inaugurará el 24 de diciembre. A los pies de la columna de 11 metros alzada ante la fachada de la Embajada de España ante la Santa Sede, el Papa ha pronunciado una oración y ha dicho que «el Jubileo será un mensaje de esperanza para la humanidad probada por las crisis y los conflictos». Bromeando con el caos en la ciudad a causa de las obras públicas para preparar la acogida de millones de personas, «son señal de que Roma está viva, se renueva, trata de adaptarse a las necesidades, de ser más acogedora y funcional», ha pedido «rezar por el alcalde». Pero también ha avisado del peligro de perder de vista la clave espiritual del evento. «Corremos el riesgo de quedar totalmente atrapados en la organización, en las cosas que hay que hacer, y entonces la gracia del Año Santo, que es un tiempo de renacimiento espiritual, de perdón y de liberación social, esta gracia jubilar queda sofocada». Tras la oración, Francisco se ha detenido mucho tiempo para estrechar la mano de los romanos que le esperaban ante las barreras, y ha saludado brevemente a la embajadora de España ante la Santa Sede , Isabel Celaá y a sus colaboradores en la embajada. Durante el trayecto en coche, cuatro personas han intentado sin éxito detener la comitiva papal, con pancartas contra las corridas de toros. La última corrida de toros en Roma de la que se tiene noticia fue en 1923, y a ella asistió Mussolini.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-08 16:24:15
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