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El ingente tesoro de recursos del Ártico calienta la siguiente gran batalla geoestratégica entre Putin y Trump



El Ártico es el corazón frío del mundo en pleno deshielo , y la situación en la zona es inadvertidamente intensa. La catástrofe de su deshielo es un potencial maná de dinero con el clinc de una caja registradora como sonido de fondo. Es una zona crítica para el mundo, no en vano el Instituto de investigaciones geológicas de Estados Unidos estimaba que el 30% de las reservas del gas y el 13% del petróleo mundial se concentran en el Ártico. Además, en esta región hay yacimientos de manganeso, plomo, oro, platino y diamantes sin explotar. Un botín apetitoso para muchos. En medio de este panorama, nadie diría que EE.UU. y Rusia están separados por apenas cuatro kilómetros en las Islas Diomedes. La frontera más extraña del mundo, en el estrecho de Bering, cerca del Círculo Polar Ártico. Es el ejemplo perfecto de que los intereses del Kremlin y EE.UU , con Trump como nuevo compañero de baile de Putin, parecen estar más cerca que nunca. No olvidemos que la relación de los dos mandatarios ha sido calificada desde hace años de ‘amienemigos’. Y los últimos movimientos de sus diplomáticos en su reunión en Arabia Saudí indican que ambos países pretenden estrechar alianzas a nivel energético y de rutas más cortas en esta región, según declaraciones a ‘Bloomberg’. Las dos potencias ya han roto el hielo, y Rusia puede ofrecer negocios a EE.UU. para conseguir ventaja en el acuerdo de paz con Ucrania. Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas y general de brigada retirado, detalla a ABC que el agresivo interés de Trump por Groenlandia , que es una lanzadera al Ártico, o el que haya dicho que Canadá puede ser el estado 51 sigue una hoja de ruta. «No sale de una noche de insomnio. Su objetivo es el codiciado Ártico», indica. Y solo es la punta del iceberg . Lo cierto es que hay mucho en juego. Trump es consciente de ello y es más proactivo que las anteriores administraciones. «¿Por qué rechazarían el acceso a los recursos naturales rusos que el Kremlin les ha ofrecido?», afirmó Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa que acudió a la cita en Riad. Posicionarse en la zona es una prioridad. Rafael Martín Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas aclara que seguridad y acuerdos comerciales van de la mano para el reparto del pastel ártico. Donde el 70% de las reservas potenciales de petróleo que ofrece la zona están en territorio ruso . Y sus nuevas charlas con el Tío Sam deberían preocupar tanto a la OTAN, que quería aislar a Putin, como a Europa, porque carece de una estrategia concreta en la región. «China lo vio claro porque le permite llevar sus productos a Europa y tener capacidad de maniobra», añade Rodríguez. Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal de Rusia del Real Instituto Elcano, detalla a ABC que Trump está haciendo lo que han hecho antes Merkel o Sarkozy. S ubordinaron el interés geopolítico y de defensa a sus intereses económicos y comerciales. Y Ayala añade que el ardid americano detrás de todo esto es alejar a China de esta zona. Esto le permitiría al Kremlin abandonar la dependencia que tiene con Pekín, porque «ahora está en manos chinas. Y sus buenas relaciones es algo que nunca se han creído del todo ni rusos ni chinos, puesto que tienen muchos sitios en los que pueden chocar», establece Rodríguez. Hay ocho países con territorio en la región del Ártico : Canadá, Dinamarca (incluída Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Estados Unidos de la mano de Alaska y Rusia. Milosevich-Juaristi aclara que Rusia es la mejor posicionada porque tiene la costa más larga en el Ártico. Y el informe del proyecto ártico ‘Business Index North’ descubrió que Moscú representa entre el 50% y el 60% de todas las inversiones en el Ártico. Ha modernizado sus bases de la era soviética en la zona, y puede movilizar empresas y explotar recursos como la pesca gracias a ello, según destaca ‘The Wall Street Journal’. También ha establecido 14 aeródromos, ha renovado 16 puertos de aguas profundas para los cargueros. Y su Flota del Norte cuenta con unos 120 barcos. Por eso en 2023, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense afirmaba que la capacidad de Moscú para mantener una fuerte presencia en el Océano Ártico superaba la de Washington. EE.UU. sólo tiene una base realmente importante. La base espacial Pituffik (antes llamada base aérea Thule), una instalación, en la deseada Groenlandia, crucial para la alerta temprana de misiles y la vigilancia. Y cuenta únicamente con cuatro rompehielos. En contraste, Moscú ha diseñado la primera planta nuclear flotante y tiene cuarenta rompehielos para abrirse paso por las rutas árticas. Y es que las rutas comerciales son una parte crucial. Ayala aclara que la del noroeste sería la que permitiría pasar del Atlántico al Pacífico por el norte de Canadá y Alaska, lo que evitaría tener que ir por el Canal de Panamá. Pero tiene un hielo más resistente y tardará décadas en estar operativa. Luego, está la ruta ártica , que supone pasar del Atlántico norte al Pacífico por el norte de Rusia y se espera que en los próximos años sea accesible durante más tiempo. Permite un viaje dos semanas más corto que el del Canal de Suez y sería un 25% más rentable. Todo ello simplificaría la logística de los cargueros. A esto se añade que Ayala señale que hay una posibilidad de que los misiles puedan ir por rutas polares, en lugar de ir por el Pacífico. Haciéndolos más difíciles de detectar por los radares . Y Putin, como informaba la inteligencia Noruega, ha estado desarrollando en el Ártico un negocio tecnológico con misiles supersónicos con cabezas nucleares. Sea por seguridad o beneficio, el Kremlin ya ha invertido 19.000 millones de dólares en esta ruta. Mientras China ha duplicado los tránsitos de sus barcos. Aún así el 80% del petróleo crudo China lo sigue recibiendo por el estrecho de Malaca. Pero este paso podría ser un día bloqueado por EE.UU. o sus aliados. Y un camino terrestre le obligaría a cruzar países enemigos, por eso le interesa tener una vía ártica. Las empresas chinas, especialmente desde el aislamiento de Rusia con la guerra de Ucrania, son inversores y proveedores cruciales . Invirtieron 12.000 millones de dólares en el proyecto ruso del gasoducto GNL Yamal. A cambio, Moscú, señala Ayala, ha enviado combustible a China utilizando su flota fantasma de buques ilegales con petróleo ruso para entregarlo a los mercados de Asia. Incluso bombarderos rusos y chinos volaron juntos al norte de Alaska. Lo que activó las alarmas sobre la importancia de la seguridad de la costa estadounidense para Trump en el Ártico de cara a Pekín. Rodríguez cuenta que China desde el 2013 es observador del Foro del Polo Norte y se han acercado muy ladinamente mediante proyectos científicos. Y su Ruta de la Seda Polar le llevó a autoproclamarse un país semiártico, en 2018. Además, el gigante asiático es el encargado actualmente de abastecer al planeta de muchos de los minerales que también podríamos encontrar en el Ártico , «razón por la que EE.UU. se ha mostrado interesado en su explotación», explicó a AP Geoff Dabelko, profesor de seguridad y medio ambiente de la Universidad de Ohio. Ahora, la gestora US Global Investors se pregunta si con Trump estamos ante un cambio de paradigma que descongele acuerdos como el que iba a tener la petrolera estadounidense ExxonMobil, de 500 millones de dólares, con la petrolera rusa Rosneft en el Ártico. O, por el contrario , tendremos un aumento de las alianzas de Moscú con China con una nueva Guerra Fría Roja . Para Rodríguez, Putin no podrá desvincularse del todo de su vecino asiático, pero «tendrá un tira y afloja interesante». Y en el proceso pueden surgir nuevas oportunidades. Del deshielo polar surgen negocios insólitos en la región, como explotar el agua de los icebergs . La idea es obtener agua pura con un contenido bajo de minerales. La empresa Svalbardi vende agua sacada de icebergs del archipiélago noruego de Svalbard, en la región del Ártico, por aproximadamente 94 euros la botella. Y tiene lista de espera. «No me extrañaría que China mostrara interés por esto. El negocio del agua es una base importante en el país, porque pocos se atreven a beber del grifo. Y son 1.400 millones de personas tomando agua embotellada», apunta Rodríguez. Sin embargo, no todos los países con intereses en el Ártico se están moviendo. « Europa llega tarde. Lo que no significa que todavía no se puedan hacer cosas apoyando a sus socios con entrada al Ártico. Como decía Borrell, hay que empezar a tener un lenguaje de gran potencia, otra vez», sugiere Rodríguez. «Hay planes sobre la mesa de financiación para estos países para investigación en el Ártico, pero creo que en el futuro se debería también trasladar una presencia militar europea», añade. En cuanto a acuerdos comerciales, «puedo ver una proximidad de China y Europa en el desarrollo de energías sostenibles en la zona, mientras Trump se aleja de estas propuestas». De ahí, que Arctic Institute destaque que es momento de repensar las estrategias que dábamos por sentado. El desierto ártico calienta motores. Y lo que está en juego es un cambio comercial, estratégico y de seguridad sin precedentes con un megatesoro en la nevera y una ambición rampante en la sala de espera.



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Author : (abc)

Publish date : 2025-03-09 02:33:00

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