El entierro de un Sumo Pontífice es un rito milenario con un cuidadoso protocolo, pero en el caso del Papa Francisco esta ceremonia estará marcada sobre todo por uno de los aspectos que más caracterizó al Santo Padre, la austeridad . En opinión de Francisco este ritual era demasiado recargado y él quería ser enterrado como cualquier hijo de la Iglesia sin demasiados oropeles. «Con dignidad, como a cualquier cristiano, pero no sobre almohadones. Quiero que se haga como en todas las familias» , llegó a confesar. Con una ceremonia sencilla sin grandes formalidades. Ante todo se trata de