Con el bañador morado que recuerda a la princesa Jasmín de ‘Aladdin’, banda sonora de la rutina libre de España en natación artística este martes, pero también el morado que recuerda a esa estética de todas las sedes y horizontes de París 2024 , las españolas hicieron soñar con genios, dunas de arena y sensuales alfombras mágicas en cada uno de los ejercicios que ejecutaron en la piscina de Saint Denis . Pero hay demasiada arena para iniciar el vuelo, y por ahí ha llegado el pero a la sincronía cada vez más empática del equipo que dirige Mayuko Fujiki . Sentadas en la esquina de la piscina para esperar la nota, con las piernas entrelazadas de las ocho nadadoras, el hechizo mágico del cuento se deshizo cuando recibieron la calificación sin apenas mover los empeines del sitio. Acaso unos aplausos, las nadadoras lanzaron bellísimas sonrisas a la grada. Y a seguir, que queda metraje. «Estamos muy contentas con el trabajo, hemos apostado por la dificultad y de todos los híbridos y acrobacias que teníamos, y solo hemos fallado uno», decía tras la prueba Blanca Toledano. Ese fallo se ha traducido en una penalización denominada ‘base mark’, esas varas de medir que la nueva normativa en natación artística han puesto para que la evaluación sea supuestamente lo más ecuánime posible (se evalúa con base en la dificultad de cada figura del ejercicio y se penaliza si se hacen mal). En la última acrobacia las han penalizado cuatro puntos, «que dentro de lo que cabe es lo que menos quita», dijo la nadadora. ¿Es su punto débil? «Nos cuesta esa acrobacia», dijo. Y la razón tiene que ver con la base. «Los otros países siempre han tenido una saltadora desde muy pequeñitas, y a nosotras nos ha costado mucho encontrar una que realmente pueda saltar». «Es más», dijo, «ahora la que está saltando es la capitana (Txell Mas), que tiene casi 30 años. Lleva cuatro meses saltando, hemos apostado por esto y creo que lo estamos haciendo muy bien», dijo en alusión a un proyecto que empezó a consolidarse en los Juegos de Tokio (cuando lograron un séptimo puesto) y que sigue generando esperanzas con que España vuelva a ocupar el lugar que un día conquistó. Estos días, en París, solo hay que mirar la clasificación para comprender el porqué de aquellos metales que tintineaban en nuestro país hace más de una década. Nada más asomarse a la piscina, el salto que hicieron las chinas dejó claro que el método y la precisión puede ser emotivo y embriagador si se combina con acierto. Y ahí es donde entra la catalana Anna Tarrés , que este martes acabó por demostrar (si es que acaso era necesario) por qué el gigante chino la fichó a principios de 2023 para liderar su equipo nacional. Tarrés fue la entrenadora de la selección española desde 1997 y 2012, cuando fue cesada por el presidente de la Federación Española de Natación por supuestas malas prácticas y trato vejatorio al entrenar a las nadadoras de sincronizada. Se fue, pero dejó un palmarés en el que aún brilla, por ejemplo, la plata de Andrea Fuentes y Gemma Mengual en Pekín 2008. Precisamente de plata es en París el nombre de la propia Andrea Fuertes , porque ella es el gran fichaje de EEUU y ha colocado a su selección en segundo lugar de la tabla con un ejercicio casi perfecto que le ha valido 360.2688 puntos y una invitación a pelear por subirse al podio ante el inapelable dominio de las chinas (una puntuación de 398.8917). Las españolas Iris Tió, Alisa Ozhogina, Blanca Toledano, Lilou Lluis, Marina García Polo, Meritxell Ferré, Paula Ramírez y Txell Mas, dirigidas por la japonesa Mayuko Fujiki, lograron 346.4644 puntos que las valida para luchar este miércoles por la medalla por equipos. Y quién sabe, para subirse a qué alfombra si la imginación lo permite y los ‘base mark’ lo permiten.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-08-06 21:33:02
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