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El Papa despega rumbo a Indonesia, el país con más musulmanes del mundo y que mejor trata a los católicos

El Papa despega rumbo a Indonesia, el país con más musulmanes del mundo y que mejor trata a los católicos



El avión del Papa tiene previsto despegar a las 17.15 horas desde el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, rumbo a Yakarta. El vuelo durará unas 13 horas, ya que se le espera en el aeropuerto internacional Soekarno-Hatta de Yakarta a las 11:30 de la mañana hora local, las 6.30 hora española. Francisco dedicará parte del viaje a intercambiar impresiones con los periodistas para señalar las prioridades de la gira de once días que le llevará a cuatro países de Asia y Oceanía. Comienza el viaje en Indonesia a propósito, pues es una etapa estratégica ya que se trata del cuarto país más poblado del mundo, la tercera mayor democracia y sobre todo, el país con más musulmanes del planeta , unos 203 millones de creyentes. Como lo que ahí diga tendrá resonancia en mezquitas de todo el mundo, el obispo de Roma pretende mostrar que la raíz de la prosperidad de este país musulmán es que no margina ni considera ciudadanos de segunda categoría a las personas de otras religiones. Por eso, la convivencia entre musulmanes y católicos en Indonesia es muy cordial. Cada año, para la fiesta islámica del sacrificio, el cardenal Ignacio Suharyo Hardjoatmodjo, arzobispo de Yakarta, regala una vaca al imán de la mezquita que hay junto a la catedral; y éste la muestra a sus seguidores como «un regalo de nuestros hermanos». También en Navidad y Pascua los musulmanes visitan las iglesias para felicitar las fiestas. Indonesia cuenta con 400 volcanes, de los que un centenar están activos, pero la erupción que más miedo le da al gobierno es la del fundamentalismo religioso. Por eso, intentan proteger el «modelo indonesio», pues el 87% de sus habitantes son musulmanes; en política exterior presta atención prioritaria al mundo musulmán, defiende el establecimiento de un Estado palestino, no mantiene relaciones diplomáticas con Israel, y apoya a Afganistán; pero no es un país islamista. Para los medios vaticanos, «Indonesia no es una teocracia, pero tampoco un Estado laico». Se trata de una especie de vía intermedia que «reconoce a la religión un papel crucial en la vida pública y la considera un factor importante en la vida de la comunidad civil». En la práctica, «el Estado se erige y actúa como garante de la ‘moderación religiosa’ y la armonía entre confesiones», pero no tiene ningún poder religioso, ni interfiere o controla la vida de las comunidades religiosas. A diferencia de Oriente Medio, en Indonesia son los musulmanes y no las religiones minoritarias quienes promueven el diálogo interreligioso por la paz y la convivencia social. Por eso, la principal autoridad musulmana del país, Nasaruddin Umar, gran imán de la mezquita Istiqlal que el jueves visitará Papa, ha sido quien ha mostrado más entusiasmo por el viaje de Francisco. También en Navidad de 2022, el presidente del país Joko Widodo participó en la misa en la catedral de Bogor, y lleva años insistiendo en que el Pontífice viaje a Yakarta. Lo ha hecho porque tanto él como el gran muftí están recibiendo enormes presiones de sectores extremistas que desearían que la situación fuera diferente. Hoy esperan que la presencia del Papa consolide sus medidas para proteger la tradición de pluralismo y armonía religiosa. «Se nota el esfuerzo del presidente para aislar los movimientos fundamentalistas, pues el desarrollo se produce cuando desaparece el fundamentalismo», reconoce a ABC Markus Solo, el único sacerdote de Indonesia que trabaja en la Santa Sede. No lo tiene fácil. En su informe sobre Libertad religiosa, la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada denuncia que «aunque Indonesia no aplica la sharía a nivel nacional, al menos 52 de los 470 distritos y municipios del país han introducido 78 normas inspiradas en ella». Su código penal, de diciembre de 2022, se basa también en la sharía para prohibir relaciones sexuales fuera del matrimonio y la convivencia de las parejas. También castiga la blasfemia, la herejía y la difamación religiosa. Hay penas de hasta cinco años de prisión por «insultar o mancillar cualquier religión que se practique en Indonesia», no solo del islam. Por eso el informe recuerda que «en junio de 2021, fue condenado a dos años de prisión un danés de 55 años que había infringido las leyes de blasfemia al dar una patada un templo sagrado hindú de Bali». También, que «en agosto de ese año fue detenido a un clérigo musulmán que calificó la Biblia de ficticia». Por otro lado, en un país tan extenso, con 2.000.000 de kilómetros cuadrados y casi 274.000.000 de habitantes, es inevitable que actúen extremistas. Indonesia aún recuerda el atentado contra tres iglesias de Surabaya en 2018, que dejó 13 muertos; o más recientemente, la bomba en la catedral de Macasar, el domingo de ramos de 2021, que causó 20 heridos. «Estos atentados son una excepción, no es representativo de la situación del país», explica el sacerdote indonesio Kenny Ang, profesor de una universidad del Vaticano en Roma. «Para entender la situación hay que tener en cuenta que Europa es homogénea, pero Indonesia no es homogénea». El arzobispo de Yakarta, el cardenal Ignazio Suharyo, achaca esos atentados a «intentos desde el extranjero de crear un islam transnacional en la línea del Isis», y asegura que «el islam indonesio ha estado alerta para rechazarlos». «El islam no llegó a Indonesia a través de las armas, sino del comercio, y tiene un rostro específico que llamamos ‘islam nusantara’, islam del archipiélago», explicó estos días en medios oficiales del Vaticano. «Es un islam profundamente tolerante, acogedor, que sabe construir la fraternidad y entabla un diálogo de la vida. A través de este tipo de diálogo, trabajamos juntos por el bien de la gente, por la educación, por la sanidad, por la humanidad. Todos los líderes religiosos son realmente conscientes de su responsabilidad de mantener la vida social en armonía», concluye. El gran imán Nasaruddin Umar explicó a HIDUP, la web católica de Yakarta, que durante estos días «seremos un espejo para el mundo de que las diferencias en Indonesia son una bendición». Añade que su prioridad es «desarrollar el concepto de tolerancia». Aunque opina que ésta se queda corta. «Más allá de la tolerancia está la amistad, pues la tolerancia huele a formalidad. Al Papa lo consideramos uno de la familia, es imposible que visite un país si no lo lleva en su corazón», asegura. Lo que en otros lugares es sorprendente, en Indonesia es normal. Este viernes un grupo de académicos musulmanes lanzaron el libro «Bienvenido, peregrino de esperanza», en el que analizan la figura del Pontífice. Lo presentó el cardenal Ignatius Suharyo y destacó los elogios al Papa por su labor en el campo del diálogo y la cooperación interreligiosa. La agencia vaticana FIDES, especializada en la situación de la Iglesia católica en países donde los católicos son minoría, recuerda en un largo artículo que cuando en 1945 se preparaba la declaración de independencia, los líderes de Indonesia rechazaron la posibilidad de una forma de teocracia islámica o de que hubiera una única ‘religión de Estado’ para que las minorías no se desinteresaran del proyecto común. Como resultado, la Constitución no impone el islam y se funda sobre la «pancasila», cinco grandes principios, de los cuales el primero es la «creencia en un único Dios». Los otros son «una humanidad justa y civilizada, la unidad de Indonesia y la vida democrática guiada por la sabiduría de ideas deliberadas entre los representantes del pueblo, y la consecución de la justicia social para todo el pueblo de Indonesia». La otra cara de la moneda es que en la práctica, los ciudadanos están obligados a profesar una de las religiones oficialmente reconocidas: islam, protestantismo, catolicismo, hinduismo, budismo y confucianismo. Teóricamente no se protegen los derechos de quienes profesan otros credos o de los ateos. Por eso, en EE.UU., el Pew Forum incluye a Indonesia entre los países con mayores restricciones a la libertad religiosa, de entre las 25 naciones más pobladas del mundo, en una clasificación que tiene en cuenta tanto la legislación como la hostilidad social contra las demás religiones. Sin duda, el Papa lo hará notar en uno de sus primeros discursos. Lo hará con cordialidad. «Los musulmanes le van a recibir con mucho cariño, con entusiasmo, porque las actividades que tienen preparadas para recibir al Papa y los encuentros son encuentros de cercanía», adelanta a ABC el español Miguel Ángel Villacé, que lleva 20 años como misionero de los Hermanos de la Instrucción Cristiana, de Ploërmel.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-09-02 13:43:30

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