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París 2024 se despide con un mar de luz y España celebra sus 40 medallas

París 2024 se despide con un mar de luz y España celebra sus 40 medallas



París dejó de ser sede paralímpica en un Stade de France abarrotado, con más de 5.800 atletas y 64.000 espectadores presentes, y con un impresionante muro de fuegos artificiales bien coloreado por una contundente actuación de música electrónica. Un cierre magnífico para unos Juegos casi impecables en organización, salvo por las ya conocidas aguas negras del Sena , que dan el relevo a Los Ángeles, que acogerá la cita en 2028. Han sido muchos los países y estrellas que han iluminado la competición, como la delegación china, campeona con 94 oros y con la barbaridad de 220 medallas conquistadas, o la italiana, que hizo una gran apuesta en La Défense y salió victoriosa, pues 37 de sus 71 metales emergieron de la espectacular piscina. Pero es la española una de las delegaciones que con mejor sabor de boca abandona la capital gala. Desde Barcelona 92 , donde se consiguieron 107 podios, el equipo paralímpico vivía instalado en una línea decreciente en cuanto a medallas. En Atlanta 96 y Sídney 2000 fueron 106, y el número siguió descendiendo en Atenas 2004 (71), en Pekín 2008 (58), en Londres 2012 (42) y en Río 2016 (31). Hubo mejoría en Tokio 2020 (36) y ahora, con las 40 sumadas en París, parece que el deporte adaptado español vuelve a despegar hacia el estrellato. La última jornada, sin embargo, tuvo un sabor amargo pues la atleta Elena Congost , bronce en la prueba del maratón, fue finalmente descalificada por una decisión arbitral muy criticada. En los últimos metros de recorrido, su guía Mia Carol (la catalana sufre discapacidad visual) comenzó a sufrir unos fuertes calambres y casi se cae al suelo. Es por eso que Congost soltó la cuerda que los unía para auxiliarle y cruzar la línea juntos . El problema es que las reglas impiden que ambos compañeros se separen y, finalmente, no hubo podio para la atleta. «Que todo el mundo sepa que no me descalifican por hacer trampas, sino por ser persona». Un duro golpe que no ensombreció la alegría de Miguel Carballeda , presidente del Comité Paralímpico Español (CPE), y José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), que desde una zona de prensa improvisada cerca del Grand Palais, en pleno centro de París, analizaron el decimoséptimo puesto español en el medallero ante todos los periodistas desplazados hasta la capital francesa. Se habló de autocrítica, de exceso de bronces, 22 por las 11 platas y siete oros, y de la alta media de edad de los deportistas nacionales participantes, de 32 años. Pero también de la ilusión que desata en las entrañas del Comité esa línea ascendente de metales en las últimas dos ediciones de los Juegos. Carballeda, un tipo fantástico en el trato personal y con un humor capaz de quitarle hierro a cualquier situación, anunció que, tras 20 años al mando del CPE, no se presentará a las elecciones del 24 de octubre y deseó que el vicepresidente primero, Alberto Durán, sea quien le sustituya. «Yo ya lo dejo. Llevo 20 años orgulloso. Hemos conseguido muchísimas cosas, la última es el compromiso del Gobierno de España de igualar los premios por medalla. Cobrarán lo mismo un deportista olímpico y uno paralímpico», explicó vestido con una camiseta con el número 40 estampado, su predicción antes del inicio de la competición. Una cuestión de lo más interesante, que hace cada vez más posible que se hable de igualdad entre atletas olímpicos y paralímpicos. El ciclista Ricardo Ten se llevará 153.000 euros por sus tres medallas, la nadadora Tasy Dmytriv unos 142.000, y la atleta María Pérez , 123.000. Números que engrandecen aún más a unos Juegos que han rozado la perfección. A la espera de datos oficiales, era una auténtica gozada ver cómo las grandes sedes de París, como La Défense, el Stade de France o Roland Garros estaban abarrotadas día tras día, y nada tenían que envidiarle en cuanto ambiente a los Juegos, y eso que la climatología fue mucho peor que hace un mes. Muchos estadios eran rellenados con escolares franceses, pero cuando un deportista local saltaba a la pista o a la piscina, parecía que el pabellón se venía abajo. Una sensación indescriptible que deja claro que el deporte paralímpico sí importa. Ahora, Los Ángeles tiene la misión de prolongar esta tendencia.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-09-08 21:07:11

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