En el primero de los cuatro conciertos programados en el Palacio de Exposiciones y Congresos (FIBES) de Sevilla, Raphael demostró por qué su nombre está inscrito con letras doradas en la historia de la música española. A sus 81 años, el artista de Linares desplegó un espectáculo que combinó magistralmente sus grandes clásicos con temas recientes de su álbum ‘Victoria’, recordándonos que su genio no conoce el paso del tiempo. La noche comenzó puntual, con tan solo 5 minutos de retraso y con el auditorio lleno de admiradores de todas las edades. Desde los primeros acordes de ‘La noche’, que pilló por sorpresa a los presentes, el público quedó rendido ante la majestuosidad de su voz. Este tema, que abre su más reciente gira, no solo sirvió como introducción perfecta, sino que marcó el tono de un concierto cargado de sentimientos y energía, ya que desde el primer momento que el artista pisó el escenario recibió una ensordecedora ovación que puso a toda la platea de pie, algo que emocionó a Raphael. Con una banda de diez músicos y tres coristas, Raphael llevó al público por un viaje musical que abarcó más de seis décadas de éxitos. Temas como ‘De tanta gente’ y ‘Yo sigo siendo aquel’ mostraron la capacidad del artista para reinventarse, dotando a cada interpretación de una frescura que desafía cualquier intento de clasificación. Cada canción parecía una conversación íntima entre el artista y sus espectadores, quienes respondían con vítores que llenaban el recinto. La primera parte del concierto estuvo marcada por un despliegue de clásicos revitalizados con nuevos arreglos. ‘Digan lo que digan’ y ‘Mi gran noche’ desataron la euforia colectiva, con todo el público cantando al unísono. En el contraste perfecto, baladas como ‘Somos’ o ‘Maravilloso corazón, maravilloso’ permitieron al artista demostrar su destreza vocal, alcanzando notas que erizaron la piel de los asistentes los cuales respondieron con una oleada de manos moviéndose al ritmo de la canción en el aire. Aunque no fue la única intervención de los sevillanos, ya que con ‘Estoy enamorado’ fueron muchos los que se pusieron a saltar y a tocar las palmas. Entre canción y canción, Raphael apenas necesitó palabras para conectar con el público. Con su característico carisma y una presencia escénica inigualable, lo decía todo con una mirada, un gesto o un tímido baile. Sin embargo, cuando tomó la palabra para agradecer al público sevillano, el auditorio estalló en aplausos. Uno de los momentos más aplaudidos de la noche fue cuando el artista se atrevió a hacer un verso del tema ‘A que no te vas’ a capela. La expectación siguió alta con el bloque de versiones, en el que hizo un repaso por canciones que describió como «himnos», entre ellas ‘Non, je ne regrette rien’ de Édith Piaf, ‘Himno al amor’ de Slle Giménez o ‘La vie en rose’ en castellano. Estas piezas se integraron perfectamente con los éxitos de siempre, creando una narrativa musical que hiló con maestría. La noche continuó con el sello de Pablo López, no solo porque interpretó ‘Lo sabe mis zapatos’ un tema que él mismo Raphael describió como una «canción muy especial», sino también por la interpretación de ‘Victoria’, tema central de su último álbum. Compuesto por el cantautor malagueño, esta canción es un homenaje a la trayectoria de Raphael, pero también un recordatorio de su constante búsqueda de nuevos desafíos artísticos. Con ‘El tamborilero’, rindió homenaje a las festividades navideñas que ya asoman en el horizonte, aunque ‘En carne viva’ y ‘Ámame’, también brillaron con fuerza, mostrando cómo el repertorio de Raphael mantiene intacta su capacidad para emocionar. El clímax del concierto llegó con una sucesión de himnos que hicieron vibrar a Sevilla. ‘Qué sabe nadie’, ‘Yo soy aquel’ y ‘Escándalo’ se sucedieron en un crescendo que culminó con el público de pie, coreando cada palabra y acompañando con palmas. Raphael, incansable, respondió con la misma energía, demostrando que su pasión por el escenario es inagotable, convirtiéndolo en el fin de fiesta perfecto. El cierre fue tan emotivo como espectacular. Pero no fue hasta ‘Como yo te amo’, interpretada con una intensidad casi teatral, que el auditorio alcanzó un nivel de euforia pocas veces visto. Tras varios amagos de irse, el artista culminó con un verso de ‘A mi manera’ y con una verdadera declaración de intenciones «Sevilla un año más gracias por estar, voy a volver siempre». La noche en FIBES no fue solo un concierto; fue una celebración de la música y el talento y la conexión humana. Raphael no es solo un cantante; es un narrador de emociones, un artista que logra que cada persona en la sala sienta que canta solo para ella. Al terminar, con el público aun vitoreando y clamando por más, Raphael se despidió con una reverencia y un agradecimiento sincero. La sensación entre los asistentes era unánime: acababan de presenciar un espectáculo inolvidable, una experiencia que quedará grabada en la memoria de todos ellos que abandonaron el auditorio cantando ‘Mi gran noche’. Raphael ha demostrado, una vez más, que no hay barrera generacional o temporal que pueda limitar su arte. En Sevilla, dejó claro que su legado sigue creciendo , alimentado por su inquebrantable amor por la música y su público. Las siguientes noches prometen ser igual de memorables, consolidando su ‘Gira Victoria 2024’ como un tributo no solo a su carrera, sino a la historia de la música española.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-06 23:01:24
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La gran ‘Victoria’ de Raphael en Sevilla
