Atrás queda el concepto de superdotación asociada a un cociente intelectual muy por encima de la media que muchas personas asocian automáticamente a un Albert Einstein, Bill Gates o Steve Jobs. La realidad es mucho más compleja y, sin el apoyo adecuado, y pasa a menudo veces por el fracaso y el malestar generalizado. Así llegan muchos de los doce niños, adultos, familiares o educadores que, a diario, llegan a la consulta de Jana Martínez-Piqueras, una de las principales referencias en Altas Capacidades de España y presidenta de la Fundación Indifferent Minds. «Algunos llegan hasta aquí para identificar o diagnosticar mediante una evaluación , otros para aclarar dudas educativas o legales, otros para recibir tratamiento psicológico, apoyo emocional o cognitivo. Desde aquí intentamos cubrir todo el espectro y que sientan que han llegado a un espacio donde son comprendidos donde no van a ser juzgados, sino atendidos por profesionales que pueden ayudarles», advierte. La puntualización es necesaria porque tal y como expone esta experta, «las altas capacidades suelen asociarse con un rendimiento académico excepcional y un perfil tanto personal como laboral exitoso, pero la realidad es mucho más intrincada y difícil, ya que muchos permanecen invisibles, sin reconocimiento ni apoyo adecuado porque nunca llegaron a ser diagnosticados como tales. De hecho el nivel de detección hoy en día está en 0,60 en España, y esto significa que un 10 por ciento de población se estima que tiene alta capacidad y que se quedan muchos sin diagnosticar porque se pierden en el camino». El Informe Nacional sobre la Educación de los Superdotados 2024 así lo corrobora, con una estimación de un 94 por ciento de personas con estas características sin detectar. Es decir, recalca Martínez-Piqueras, «la gran mayoría de ellos crecen sin entender su particular forma de procesar la información, sin estrategias para gestionar su intensidad cognitiva y emocional y sin un entorno que valore su capacidad para innovar y generar soluciones». Ella misma lo sufrió de niña. Aunque iba un curso por delante, rememora, «no tenía información sobre mí misma. Me decían: ‘ eso es porque eres superdotada’ , un término que hoy no se utiliza para referirse a estas personas, pero no creía que fuera por eso. El concepto de superdotación la gente lo relaciona con la Física, o la genialidad en el Arte… por ejemplo, e identificarte con eso es muy difícil». Todo cambió con la sospecha de que su hijo, con 7 años, tenía altas capacidades . «Le derivaron a la Comunidad de Madrid, pero no tenía información, no sabía si era bueno, o malo», reconoce. Académicamente no se hizo nada, y el pequeño llegó a 4º de Primaria con una depresión. «Entonces empecé a moverme en muchas direcciones. El niño estuvo dos años en terapia psicológica, busqué alternativas, flores de Bach, yoga… Si ves a tu hijo así, posicionado en la ira y la agresividad, lo necesitas todo, y todo te vale». Por aquel entonces, la presidenta de la Fundación Indifferent Minds era docente en el mismo colegio, y le veía en el pasillo expulsado de clase todos los días. «Me saludaba desde el pasillo, yo lloraba un poco en el baño, y le dejaba en la puerta de la clase. Ahí toqué fondo y tomé la decisión de investigar, de aprender sobre la alta capacidad, y de encontrar información veraz, que fue muy difícil porque cuando te acercas a este mundo está lleno de experiencias, de criterios, de libros con testimonios personales… Y el conocimiento de la neurociencia y la realidad difieren mucho todavía». Desde ahí, explica, «empecé a diseñar una nueva manera de atender la alta capacidad». Porque aunque parezca una paradoja, remarca una y otra vez la Fundadora de Indiferent Minds, «en la alta capacidad es más frecuente el bajo rendimiento que el éxito. En cifras del ministerio de educación decía que un 70 por ciento bajo rendimiento y otro 50 fracaso escolar, cuando el sistema educativo tiene la obligación de sacar lo mejor de cada niño», recuerda esta profesional,. «El rendimiento de estos menores está muy condicionado por el interés, por eso es muy variable, y si algo no les interesa les supone un esfuerzo más elevado casi que para los demás. La motivación cae y no quieren ir al colegio, generan muchísima irritabilidad, frustración…. Tienen amigos, pero no se identifican con ellos y esa sensación de diferencia en seguida la perciben. Sin embargo si algo es de su interés, lo devoran», asegura. Para eso, es vital realizar una detección temprana y ofrecer a estos menores una educación adecuada, remarca Macarena Borrega, coordinadora del Programa de Atención a las Altas Capacidades de los Colegios CEU, porque esto «marca la diferencia« . Un niño con altas capacidades que recibe el apoyo conveniente desarrollar su potencial en el ámbito académico y profesional». De hecho, «hay estrategias claves en el aula para ayudar a estos alumnos a potenciar su capacidad, como adaptar el contenido y ofrecer desafíos adicionales para evitar el aburrimiento y utilizar metodologías activas que fomenten la creatividad y la autonomía. Cuando se llega al nivel de reto que el alumno necesita, la parte socioemocional tiende a mejorar notablemente», asegura.. Pero para que un profesor pueda detectarlo de manera temprana, debe estar atento, sugiere esta experta, «a una serie de indicadores, como curiosidad elevada, preguntas complejas para su etapa evolutiva, alta motivación por indagar en diferentes temas, una capacidad de resolución de problemas con soluciones innovadoras y el cuestionamiento de normas y reglas establecidas». El problema está, insiste la presidenta de Indiferent Minds, «en que tenemos un sistema educativo donde su esencia es la repetición mecánica. Esa manera es contraria a las necesidades intrínsecas que tienen las personas de alta capacidad. Por eso no funcionan bien en el sistema escolar, porque necesitan ser enseñados de una manera distinta «. Esta necesidad específica de atención de apoyo educativo, que fue reconocida en la Ley orgánica de 2006 LOE, igual que otras neuro divergencias, «no está siendo atendida -denuncia-. Tenemos un colectivo con muchísimos menores que tienen derechos sin atender. Y la no atención frecuentemente les enferma o les lleva a situaciones de fracaso. Como adultos eso no lo podemos permitir ».
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Author : (abc)
Publish date : 2025-03-14 00:27:00
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