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La apacible vecina del bajo que cocinaba cocaína para los clanes de la droga



La mujer del bajo siempre saludaba, apacible y reservada, como cualquier vecino que quiera pasar desapercibido en mitad de una urbanización con piscina común en Arroyomolinos. Pero la realidad es que detrás de su casa, que mantenía alquilada desde hace seis años, se abría paso un laboratorio clandestino destinado a procesar grandes cantidades de cocaína , con garrafas de etanol, precursores, sustancias de corte y demás parafernalia para tan oscura labor. La droga, a cargo de una red familiar colombiana, era distribuida después a los clanes que manejan el tráfico en Plasencia, Jaén, Ciudad Real, Murcia o Madrid. Hasta que la Policía Nacional les ha dado caza y todos, ‘cocinera’ incluida, han ingresado en prisión. Todo comenzó a principios de año, cuando los agentes de la sección V de la Udyco de Madrid detectaron la posible actividad de la banda: la formaban un padre (el líder), su mujer, su hermanastro (el conductor), su hija y la novia de esta, y la citada ‘cocinera’ (también colombiana, pero sin parentesco familiar). Tras múltiples seguimientos, comprobaron que contaban con la estructura necesaria para vender al por mayor desplazándose a casi cualquier punto de la geografía española. Para lograrlo, operaban desde tres domicilios de Arroyomolinos, entre ellos el laboratorio; una nave utilizada como punto de encuentro con otras organizaciones, también dedicadas al tráfico de drogas; y la habitación de un apartahotel en Puente de Vallecas, donde ya cercados por la Policía, acudieron a esconder 64.000 euros en efectivo y un Rolex valorado en más de 20.000. Hasta entonces, y a diferencia de otros narcos, los miembros del grupo llevaban una vida sin grandes medidas de seguridad. «Su mayor arma era la discreción», remarcaba ayer uno de los responsables de las averiguaciones, conocedor del elevado nivel de entregas que podían llevar a cabo. «Hacían repartos por toda España, el hermanastro era el encargado de los viajes gordos, mientras que el líder hacía los pases dentro de Madrid», añadía, con la particularidad de que siempre empleaban garajes privados o públicos para llevar a cabo las transacciones. Para los portes disponían de cuatro vehículos de alta gama, dos de los cuales estaban caleteados, uno en el lateral de la puerta y el otro debajo del asiento del copiloto. Este último presentaban tal nivel de sofisticación, que los agentes de la Udyco tuvieron que pedir apoyo a sus compañeros del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) para dar con el doble fondo. Una vez recopiladas todas las pruebas, la investigación se decidió explotar durante un viaje a Murcia del hermanastro. Allí, los efectivos de las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) establecieron un aparente control rutinario para dar caza al primer integrante de la red. Registros Al comprobar que este individuo no había dado señales de vida en el plazo de tiempo marcado (una técnica para asegurarse de que no han sido arrestados), el resto de la banda se reunió en la nave, sin saber que los ojos de la Policía que tanto tiempo les habían seguido estaban a punto de actuar. Completadas las detenciones, llevaron a cabo las entradas y registros de las propiedades, en las que encontraron más de 14 kilogramos de cocaína , 87 de precursores en estado líquido y 50 en sólido (en el laboratorio), los cuatro coches de alta gama, dispositivos electrónicos y móviles, documentación relacionada con la actividad delictiva, el Rolex y más de 64.600 euros. Por todos estos hechos, los seis han sido enviados a prisión provisional acusados de pertenencia a grupo criminal y tráfico de drogas.



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Author : (abc)

Publish date : 2025-06-10 02:33:00

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