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Del contenedor a la tienda: así es el proceso de reciclaje de ropa de Cáritas



En la iglesia de Santa Rafaela María, situada en Arroyo del Moro, una joven se dispone a dejar una bolsa llena de ropa en un contenedor especial situado en la parroquia. Por encima de las prendas asoma un osito de peluche. Se pregunta si este tradicional juguete infantil podrá dejarse allí. La respuesta es que sí. De la misma forma que durante años distrajo e hizo compañía a un niño, podrá tener una segunda vida y seguir cumpliendo su función gracias al programa de reciclaje textil de Solemcor, la empresa de inserción laboral de Cáritas en Córdoba. Y por supuesto, junto al oso, cualquier prenda que le acompañe, incluidos zapatos. Desde ese contenedor se desarrollará un complejo circuito que concluye en la tienda Moda Re, abierta de nuevo recientemente por la institución católica en Historiador Díaz del Moral . Ese circuito incluye procesos en el polígono industrial Tecnocórdoba y también en otras ciudades. La ropa que nadie quiere se sumerge en un recorrido por toda España en cuya recuperación, además, estarán involucradas numerosas personas incluidas en programas de inserción laboral. En el año 2024, Cáritas recicló 958 toneladas de ropa en toda la provincia. En este 2025 ya llevan 550 toneladas , en las que se incluye un récord mensual en el pasado mayo, cuando se alcanzaron, sólo en esos 30 días, 123 toneladas. El programa de reciclaje textil de Cáritas empieza en 2017 a raíz de la experiencia de diversas Cáritas parroquiales, lo que deriva en la puesta en marcha de una cooperativa, llamada Moda Re, al igual que sus tiendas afiliadas. «El germen fue que nuestras parroquias y centros asociados a la Iglesia tuviera contenedores para que la gente dejara su ropa, además del ropero social de Cáritas que estuvo abierto en la carretera de Trassierra», recuerda el gerente de Solemcor, Salvador García. «Posteriormente, esta estructura de contenedores se empezó a profesionalizar, dándole además un sentido y una lógica para su distribución en toda la península». En el caso concreto de Córdoba, hay 177 contenedores repartidos por toda la provincia. Entre ellos se cuentan los que proceden directamente de Cáritas , que son 144, y otros 33 de la empresa municipal de saneamientos , Sadeco, gracias a un acuerdo de licitación. Los primeros se encuentran distribuidos por parroquias y centros asociados, los segundos por puntos limpios, ecoparques y edificios municipales. El siguiente paso fue tecnológico. Los contenedores están geolocalizados y tienen sensores. Su control se puede realizar mediante una sencilla aplicación en el móvil . Gracias a ella se sabe, por ejemplo, qué cantidad de ropa tienen, cuando uno ha llegado al tope y debe recogerse e incluso si, desgraciadamente, se ha producido algún robo , algo que sucede de vez en cuando. Por otra parte, los potenciales usuarios, a través de la web de Solemcor reciclaje, pueden saber dónde tienen el contenedor más cercano. Como indicamos, en los contenedores cabe todo, desde calzado hasta el comentado osito de peluche, o cualquier otra prenda. Tampoco se ponen cortapisas al estado de la ropa . Se puede dejar incluso la que esté deteriorada. De esa manera, las que tengan uso se reciclarán, mientras que las más estropeadas se reutilizarán como tejido. Pero antes de llegar al tratamiento debemos volver al principio, a la parroquia de Santa Rafaela María , donde empieza todo. Allí realiza la recogida Vanesa Lobo, una de las ocho personas empleadas en el reciclaje textil por la vía de programas de inserción laboral. Todos los días tiene un recorrido fijo. Parte de la recogida la realiza en un vehículo pequeño, el resto en una furgoneta con capacidad para 1.500 kilos . Tienen cinco puntos diarios a los que ha de acudir siempre, y otros seis que proceden de la comentada aplicación de los sensores, es decir, va a desalojar aquellos que ya se sabe que están llenos. Por su experiencia, y en su ruta, los puntos donde más ropa se deja son «Santa Rafaela, Carrefour Sierra , la Esperanza, Fátima y el gimnasio Go Fit». Vanesa estaba en situación de exclusión social. Atendida por la parroquia de San Vicente Ferrer , esta madre de 36 años y con dos hijos, pudo sacarse el carné de camión y pasar a trabajar para Solemcor. Tras la recogida que realizan personas como Vanesa Lobo, la ropa llega a la planta que Solemcor tiene en la calle Polonia del polígno Tecnocórdoba, anexo a Las Quemadas . Allí, de forma manual, se van llenando sacas de 310 kilos de ropa prensada. Solamente van en sacas aparte los zapatos. Todos esos enormes sacos blancos forman un particular paisaje a la espera de la carga en camiones con capacidad para 19,5 toneladas. Los vehículos parten hacia las plantas de proceso, que se encuentran en Toledo, Madrid, donde hay dos, y Barcelona, donde también hay dos. Cada una tiene distintas funciones. «La clasificación, el triaje, el acondicionamiento y la separación se hacen en estas plantas», precisa Salvador . De esta manera, unas vuelven a la posibilidad de uso convencional en establecimientos de segunda mano y otras se convierten, las más dañadas, «en tejido reciclado nuevo». Gracias a este proceso se puede aprovechar casi todo, salvo algunas partes textiles manchadas o mojadas por diferentes circunstancias. En concreto, en una primera selección surgen dos clasificaciones: la ropa de mejor calidad, destinada a los programas de entrega social o la venta en las tiendas de Cáritas u otras; y, por otra parte, el resto de una calidad ligeramente inferior, que se dedica a la distribución por países pobres. Esta última es ropa perfectamente aprovechable por su buen estado, pero cuenta o bien con diseños desfasados o con un tejido algo peor. Los zapatos y complementos, como bolsos o cinturones, también tienen salida en las tiendas de segunda mano o en la entrega social. Finalmente, un proceso basado en la llamada tecnología NIR (espectroscopia del infrarrojo), consigue reciclar las fibras textiles procedentes de las prendas que no pueden volver a tener uso convencional. Incluso aquellas prendas manchadas o mojadas que se descartan, se envían a la planta de San Esteban de Sesrovires , en la provincia de Barcelona, dedicada a la cogeneración eléctrica. Allí serán sometidas a un proceso de valorización energética, es decir, servirán de energía. «El ciclo final de la ropa es que vuelva a nuestras tiendas», señala el gerente de Solemcor, en referencia al local ‘Moda Re’, en el centro de Córdoba. Salvador García ve cada día a la gente más concienciada a la hora de usar los contenedores de la ropa: «creo que por dos cuestiones, primero porque estamos más presentes que nunca en la vía pública, en las redes o a través de campañas, por lo que la gente nos conoce más; y segundo porque la licitación adjudicada por Sadeco nos permite estar en los principales puntos de reciclaje de la ciudad». En torno a la reutilización de ropa también se suman campañas itinerantes y concretas por barrios. Moda Re cuenta en toda España con 6.500 contenedores . Este proyecto ha sido seleccionado por el Ministerio para la Transición Ecológica para su inclusión en el primer catálogo de buenas prácticas en economía circular.



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Author : (abc)

Publish date : 2025-07-13 06:49:00

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