La guerra interna de Vox en Baleares escaló este jueves con nuevas acusaciones contra la cúpula nacional. Idoia Ribas, ex portavoz del partido en el Parlamento autonómico y diputada no adscrita, denunció junto a los diputados Agustín Buades y Maite de Medrano presiones para desviar «ingentes cantidades de dinero» del grupo parlamentario hacia la dirección estatal, operaciones que -según su relato- se ejecutaban sin autorización y a espaldas de varios miembros. Ribas aseguró haber recibido presiones directas para que el grupo parlamentario balear transfiriera «ingentes cantidades de dinero» al aparato del partido. Según su versión, esas operaciones se ejecutaban a espaldas de buena parte de los diputados y sin los procedimientos formales exigibles. El señalamiento es grave: se trataría, a su juicio, de un desvío sistemático de fondos públicos destinados a la labor parlamentaria hacia la maquinaria del partido. «El verdadero interés de Abascal es acumular dinero público a través de la fundación Disenso, de la que se ha erigido como presidente vitalicio», afirmó en declaraciones recogidas por Europa Press. Ribas respondió al secretario general de Vox, Ignacio Garriga, que este miércoles acusó a los tres parlamentarios rebeldes de ser «estafadores» y de haber traicionado a la formación tras abandonar sus filas. Durante la rueda de prensa celebrada en la sede del Parlamento balear, Ribas -actual presidenta del nuevo partido Avanza en Libertad- explicó que una de las primeras decisiones tomadas por Manuela Cañadas, actual portavoz de Vox en la Cámara, fue aumentar del 10 al 50 % la cantidad que el grupo parlamentario debía transferir al partido. Una decisión unilateral, sin consenso ni comunicación, que para Ribas evidencia que la prioridad de la dirección nacional era captar recursos de manera opaca, incluso a costa de debilitar la acción política en Baleares. Según la ex portavoz, esa medida se inscribe en una estrategia más amplia diseñada en Madrid. Habló de mensajes internos en los que Cañadas mencionaba la posibilidad de forzar elecciones anticipadas en abril de 2024. El plan, dijo, consistía en dinamitar el acuerdo de investidura de Marga Prohens (PP), presidenta balear desde el inicio de la legislatura, para provocar un adelanto electoral que favoreciera a Vox. «La intención del partido no era desarrollar políticas ni fortalecer la legislatura, sino torpedearla para obtener réditos partidistas», afirmó Ribas. La negativa de Ribas, Buades y De Medrano a secundar esas maniobras habría sido, según su relato, el detonante de una «purga» impulsada por la dirección nacional. La fractura desembocó en la implosión del grupo parlamentario: de los ocho diputados obtenidos en las autonómicas de 2023, hoy solo cinco permanecen en Vox. Los otros tres pasaron al grupo de no adscritos, desde donde mantienen un enfrentamiento abierto con sus antiguos compañeros. Ribas oficializó su abandono en julio, denunciando un «hostigamiento continuado» por parte del sector oficialista. Este jueves, sus compañeros Buades y De Medrano respaldaron públicamente esa versión y tacharon de «intolerables» las acusaciones de Garriga. La ex portavoz relató además que Garriga le adelantó en privado la intención de apartar a Patricia de las Heras, entonces presidenta del partido en las islas. «Me mintió y me distanció de ella deliberadamente», señaló. A su juicio, aquello respondía a un cálculo político destinado a reforzar el control férreo de Madrid, incluso a costa de dinamitar liderazgos locales. Ribas también repasó las negociaciones que desembocaron en la investidura de Marga Prohens. Recordó que el acuerdo firmado con el PP tras las elecciones de mayo de 2023 fue «peor que un mal chiste» y que en un primer momento se negó a rubricarlo. Según su versión, todo se negoció en contacto directo entre la dirección nacional de Vox y Prohens, con escasa participación de los representantes baleares. Ese pacto permitió que el PP gobernara en solitario, sin la entrada de Vox en el Ejecutivo balear, a cambio de un documento con 110 medidas. Hoy, señaló Ribas, ese acuerdo está «muerto en la práctica» por los continuos choques entre ambas formaciones. Las críticas no se limitaron a Baleares. Ribas amplió el foco y denunció que, en toda España, decenas de cargos públicos y orgánicos han sido obligados a abandonar Vox o directamente expulsados tras ser víctimas de «acoso, injurias y calumnias». En su opinión, la dirección encabezada por Santiago Abascal e Ignacio Garriga busca «enriquecerse con recursos públicos gestionados desde Madrid». La acusación fue aún más concreta: «Los intereses de Abascal no son los de los españoles ni mucho menos los de los ciudadanos de Baleares. Su verdadero interés es acumular dinero a través de la fundación Disenso, de la que se ha autoproclamado presidente vitalicio». Otro de los ejes de su comparecencia fue lo que denominó la «deriva Buxadé», en alusión a Jorge Buxadé, vicepresidente político de Vox y eurodiputado. Según Ribas, el partido ha abandonado sus postulados iniciales para abrazar una línea populista y radical, sellando alianzas en Europa con fuerzas prorrusas, proabortistas o independentistas que contradicen la ideología fundacional. Con ironía, reprochó a Abascal que proclame defender la vida mientras se alía con Marine Le Pen; que insista en la unidad de España mientras coopera con independentistas belgas; o que rechace de plano el comunismo al mismo tiempo que mantiene vínculos con Viktor Orbán, aliado cercano de Vladimir Putin. «El cinismo de llamar estafadores a otros cuando la verdadera estafa es esta deriva ideológica resulta bochornoso», concluyó.
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Author : (abc)
Publish date : 2025-09-18 15:58:00
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