La industria del automóvil estadounidense se prepara para un nuevo golpe en su cadena de suministro. Según la Motor & Equipment Manufacturers Association (MEMA), la mayor asociación de proveedores del sector en Estados Unidos, las plantas de ensamblaje del país están a tan solo dos a cuatro semanas de sufrir «impactos significativos» en su producción a causa del conflicto diplomático y comercial entre China y Occidente por el control del fabricante de chips Nexperia. El origen de la crisis está en la decisión del Gobierno chino de bloquear las exportaciones desde las instalaciones de Nexperia en el país, en respuesta a la intervención de la empresa por parte de los Países Bajos. Las autoridades neerlandesas tomaron el control del fabricante de semiconductores, de propiedad china, alegando motivos de seguridad nacional. La represalia de Pekín ha desatado un efecto dominó que amenaza con paralizar a una industria global ya golpeada por anteriores crisis de suministros. «Un puñado de estos chips puede detener la producción de toda una planta de ensamblaje», advirtió Steve Horaney, vicepresidente sénior de MEMA. «Existen sustitutos, pero probablemente no para todos». A diferencia de los semiconductores avanzados empleados en funciones de asistencia al conductor o sistemas multimedia, los chips de Nexperia se encargan de operaciones básicas, como el accionamiento de los limpiaparabrisas, los elevalunas o el control de luces. Sin embargo, su papel es crítico: sin ellos, el montaje de un vehículo se detiene por completo. «El problema es que no hay capacidad extra disponible», explicó Horaney. «No puedes sustituir un chip como cambias una tuerca o un tornillo». Esta falta de alternativas agrava el riesgo de una parálisis generalizada en la producción de automóviles si las restricciones se prolongan. El bloqueo de exportaciones por parte de Pekín se enmarca en una escalada de restricciones tecnológicas que China y Estados Unidos llevan meses imponiéndose mutuamente. La situación ha cobrado mayor intensidad en vísperas de una cumbre bilateral entre ambos países la próxima semana, en la que se espera que la disputa por los semiconductores ocupe un lugar central. Mientras tanto, la industria automovilística europea y japonesa también trabaja contrarreloj para evitar interrupciones. Nexperia ha advertido a sus clientes en Japón que ya no puede garantizar las entregas habituales de componentes. Los grandes fabricantes estadounidenses han expresado su creciente preocupación. El consejero delegado de Ford, Jim Farley, calificó el conflicto de «cuestión política» y aseguró que lo ha planteado personalmente a funcionarios del Gobierno durante una reciente visita a Washington. «Se trata de un problema que afecta a toda la industria», afirmó Farley durante la presentación de resultados del tercer trimestre. «Necesitamos una solución rápida para evitar pérdidas de producción en el cuarto trimestre». Por su parte, la presidenta de General Motors, Mary Barra, reconoció que las restricciones de chips «podrían afectar la producción». La ejecutiva aseguró que GM ha movilizado equipos que «trabajan día y noche» junto a sus socios de la cadena de suministro para minimizar las posibles disrupciones, aunque advirtió que «la situación es muy cambiante». Stellantis, grupo que agrupa marcas como Jeep, Peugeot o Fiat, también confirmó que está colaborando estrechamente con Nexperia y otros proveedores para evaluar el alcance de los efectos y diseñar medidas de mitigación. El nuevo frente abierto por el caso Nexperia recuerda a la escasez global de semiconductores de 2021, que provocó el cierre temporal de decenas de fábricas y la pérdida de millones de vehículos en producción.
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Author : (abc)
Publish date : 2025-10-26 22:34:00
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