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El Líbano de Hizbolá, una frontera con presencia española y una tensión impredecible: «El mayor temor es un error de cálculo»

El Líbano de Hizbolá, una frontera con presencia española y una tensión impredecible: «El mayor temor es un error de cálculo»



Las columnas de humo y el retumbar de los cristales por las bombas no altera a las familias que siguen comiendo y preguntándose si hoy caerán aquí, no así al puesto 13 que vigila la frontera entre Israel y Líbano ni a la base española Miguel de Cervantes de Marjayoun, en el sur del Líbano, donde se ubican los soldados españoles que se ponen en alerta. Todos ellos tienen algo en común: un escenario que está en el limbo , en el que la tensión y el fuego cruzado es creciente. «Una situación general impredecible sigue siendo una amenaza. El hecho de que este intercambio de disparos- entre Israel y Hizbolá- se produzca a diario desde hace casi 10 meses es un peligro serio. Todo el mundo sabe que un conflicto regional o más amplio podría tener consecuencias devastadoras en toda la región y más allá», explica a ABC, Andrea Tenenti, portavoz y jefe de comunicaciones estratégicas en el Líbano de UNIFIL. Su mayor temor es «un error de cálculo» que desencadene un conflicto más amplio y repentino. Convirtiendo esos kilómetros de frontera en un avispero. El Líbano «es un campo de batalla traicionero» , sentencia Amos Harel, en ‘Foreign Affairs’, el analista de defensa del periódico israelí ‘Haaretz’ cuando habla de «La siguiente guerra de Israel» . Y recuerda que el último conflicto de los israelíes contra Hizbolá , en el verano de 2006, terminó en un miserable empate que dejó a ambas partes descontentas, pero también recelosas de otra confrontación directa masiva. Y ahora, «muchos analistas israelíes sospechan que Hizbolá se ha preparado bastante bien para la siguiente ronda », señala. Lo cierto es que después de meses de conflicto nadie dice querer una guerra total, pero todos la temen con cada ronda de combate, mientras que la misión UNIFIL de Naciones Unidas se debate como un funambulista entre la diplomacia y los ataques. En una frontera cada vez más caliente por momentos, y donde España tiene al general Aroldo Lázaro, al mando de unos 3.500 efectivos de nueve nacionalidades diferentes y un contingente de alrededor de 650 militares españoles. La misión de la ONU se extiende por el río Litani y la Blue Line(Línea azul) y su mandato es el de contener la tensión en la zona, al tiempo que facilitar el acceso de ayuda humanitaria a la población civil y apoyar a las Fuerzas Armadas libanesas en el desarrollo de sus capacidades. Salvador Sanchez Tapia, profesor de Análisis de Conflictos y Seguridad Internacional de la Universidad de Navarra, diplomado de Estado Mayor del Ejército de Tierra de España y General de Brigada de Infantería, nos explica que aquí hay un juego en el que no sólo entran Israel y Hizbolá, que supera en fuerza Hamás . Sino también, en caso de escalada, estaríamos hablando de que Irán que apoya financieramente a Hizbolá, llamaría a todos sus milicias en Irak, Siria a reaccionar, junto con las fuerzas de Hamás. Lo que se conoce como el Eje de la resistencia . Incluso, como nos indica Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de Universidad Comillas Icade, la propia Irán experta en las guerras por delegación, podría intervenir directamente. Y en ese mismo paquete entrarían l os hutíes de Yemen que el fin de semana pasado lanzaron un dron sobre Tel Aviv que cayó cerca de la embajada estadounidense. «Estaríamos hablando de al menos cuatro frentes abiertos », concreta Priego. No es el mejor momento ni para Israel ni para los civiles de un Líbano sin presidente, con un gobierno interino y sumido en una crisis económica. No obstante, Priego añade que «tanto Irán como para Netanyahu, cuanta mayor tensión exista en la zona mejor, especialmente para alejarse de sus problemas internos». Por la situación ya se han visto obligados a desplazarse a ambos lados de la frontera unos 100.000 libaneses y más de 60.000 israelíes . Las autoridades israelíes afirman que 18 soldados y 10 civiles han muerto hasta ahora en ataques de Hizbolá. Mientras, según el Ministerio de Salud, las pérdidas libanesas ascienden a 466 personas, 88 de ellas civiles. Tapia matiza que más que una frontera hablamos de una línea de armisticio que se estableció en 1949, y eso es lo que custodia la UNIFIL. «Es un colchón de seguridad entre Israel y Líbano o Hizbolá, en este caso. El problema es que en el sur del Líbano el poder dominante es esta milicia y aunque el acuerdo de la ONU le prohíbe a introducir armamento en esa zona, creo que hoy en día no se está cumpliendo. Y dudo mucho que las Fuerzas Armadas del Líbano, que son las que tienen que hacer el control directo de Hizbolá, lo esté haciendo». Tenenti nos informa que los continuos intercambios de disparos han afectado profundamente a ciudades y aldeas a ambos lados de la Línea Azul. «Demasiados civiles han resultado heridos o muertos», afirma. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya señalaba en enero que las fuerzas españolas «continúan operando sobre el terreno cumpliendo su misión, en una situación de enorme riesgo «. El contingente actual pasa momentos importantes en el búnker. Y si bien para la población libanesa son un factor de seguridad, la situación resulta preocupante. Y este peligro es real, en 2018 se descubrió un túnel cavado por Hizbolá en la zona de vigilancia española. Y antes de eso, en 2015 un cabo español perdió la vida. En el peor de los casos si se desatara una guerra con Líbano, Tapia apunta que nos veríamos directamente afectados «porque tenemos soldados allí desplegados que en principio no son un objetivo, lo cual no quiere decir que estén exentos de peligro, porque están en un campo de batalla. Luego ya, de entrada, probablemente se vería la escalada regional que precisamente se está tratando de evitar». Tapia añade que en su opinión UNIFIL debería cambiar su mandato, «porque con el que tiene actualmente, en caso de una invasión. los soldados de UNIFIL lo que pueden hacer siempre es proceder a su autodefensa. Pero creo que el mandato no les da mucha manga ancha en lo que se refiere al uso de la fuerza». El mes pasado, al tiempo que la milicia libanesa lanzaba su mayor ofensiva con 215 proyectiles dirigidos a Israel, las Fuerzas de Defensa de Israel anunciaban la aprobación de los planes para un ataque a gran escala en el sur del Líbano. Un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales señalaba el temor reinante, «Hamás, menos armado y entrenado que Hizbolá, puede matar brutalmente a más de 1.100 israelíes, ¿qué podría hacer el más capacitado Hizbolá?« . Lo cierto es que según estimaciones de los servicios de inteligencia israelíes, el arsenal de Hizbolá es más de siete veces mayor que el de Hamás y cuenta con armas mucho más letales. Además de cientos de drones de ataque, entre 1 30.000 y 150.000 cohetes y misiles , incluidos cientos de misiles balísticos que podrían alcanzar cualquier punto del país. Y su líder, Hasán Nasrala, afirmó en 2021 que contaban con 100.000 combatientes. El mando israelí calcula que, si ahora estallara un conflicto a gran escala, Hizbolá lanzaría unos 3.000 cohetes y misiles cada día de la guerra. Y si bien por el momento Israel se ha mostrado efectivo repeliendo estos ataques, semejante cantidad, según Harel, podría terminar abrumando las defensas de Israel. La agencia Judía de noticias (AJN) en medio de esta tensión permanente señala que «en cualquier momento, docenas de aviones armados están en alerta inmediata en las bases aéreas de todo Israel, listos para atacar Líbano». Priego describe que el Líbano es un país multiconfesional y multiétnico con distintos grupos cristianos y musulmanes. Y desde la descomposición del Imperio Otomano se crearon unas fronteras artificiales que han sido cuestionadas y una constante fuente de conflicto. A ello se une que una parte de la población libanesa está compuesta por migrantes de Siria. Y también de Palestina que se trasladaron al Líbano en 1948 cuando los países árabes estaban en guerra con Israel. «Otra parte proviene de Jordania, cuando el rey Hussein de Jordania los expulsó en los años 70. Todo eso ha ido creciendo y son el fermento de lo que hoy tenemos», indica Tapia. Y Hizbolá ha encontrado su mejor simiente en este ambiente tan volátil, consiguiendo asentarse en diversos puntos. Es más, se refieren a Hizbolá como un Estado dentro del Estado porque controla zonas geográficas del país en las que el propio ejército libanés no puede entrar. Y actualmente, es como una organización política y de seguridad. Ha construido una red de servicios sociales con pensiones, organizaciones juveniles, incluido un equipo de fútbol. «Es difícil imaginar un acuerdo sostenible a largo plazo» , dijo Assaf Orion, ex jefe de estrategia de las Fuerzas de Defensa de Israel a Harel. Porque un acuerdo negociado no podrá responder a las verdaderas preocupaciones de Israel sobre la proximidad de Hizbolá a la frontera y la amenaza de los cohetes. Y a los líderes israelíes «todavía les puede resultar difícil no responder a una audiencia interna que quiera lidiar con Hizbolá de una vez por todas . Si Israel sucumbe a esa tentación sin un final claramente definido o una estrategia para limitar la guerra, los resultados podrían ser devastadores», afirma. En ese sentido, Harel destaca que Shimon Shapira, analista israelí de Hezbolá, cree que aunque la guerra espera evitarse, podría producirse, de forma no intencionada. «Un bando podría decidir asestar un golpe preventivo contra el otro, temiendo que su oponente estuviera planeando un ataque sorpresa similar», afirma. De ahí que el mayor peligro sea un error de cálculo en la frontera. En ese caso, Hizbolá ya ha dicho que combatirá «sin reglas ni límites».



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Author : (abc)

Publish date : 2024-07-28 07:40:06

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