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República Dominicana-Haití, el muro caribeño entre dos mundos

República Dominicana-Haití, el muro caribeño entre dos mundos



Jimmy es uno de los recién deportados: «Iba por la calle y me han visto moreno y me han metido con cien personas más en una jaula. Como si fuéramos vacas». Ahora todos ellos están ya en suelo haitiano, en Ouanaminthe , y esperan turno para arreglar algún papel. La inmigración haitiana fue el tema estrella de la campaña en las elecciones dominicanas del pasado 19 de mayo: a las acusaciones de sus opositores, que culpaban al presidente Abinader del aumento de la inmigración haitiana, Abinader sacaba pecho por el muro fronterizo que está construyendo y por el incremento de las deportaciones. Abinader arrasó con el 57% de los votos y hoy tomará posesión del cargo para un segundo mandato. Jimmy llevaba seis meses viviendo en Santiago, en la Dominicana , y trabajaba en la construcción por 1.500 pesos al día (unos 23 euros). Dos chicos que están detrás de Jimmy dicen que les han golpeado cuando los metían en la jaula. En el bar Millénium tienen sintonizado France 24; en la acera de enfrente, Clervil vende zapatos. Esto nada tiene que ver con los zapatos, pero dice Clervil que cuando el estallido violento de marzo , muchos huyeron de la capital y vinieron a Ouanaminthe: «Aquí no hay bandas, es una zona fría. Pero cada vez son más fuertes». Los zapatos se los traen desde Miami, los hay de terciopelo y de ante, y Clervil los vende por unas 4.500 gourdes (unos 31 euros). Cree que sólo Dios puede cambiar este país , y lo dice. Ouanaminthe tiene unos cien mil habitantes; está en la frontera con República Dominicana. Ouanaminthe es en francés y es la denominación más extendida; en criollo es Wanament, y Juana Méndez , en español. Se arreglan con generadores de gasoil y, sobre todo, con placas solares: las hay pequeñas, acopladas al aparato que abastecen, y hay también placas grandes en alguna azotea, de quienes puede permitírselo. El centro de Ouanaminthe está salpicado de iglesias y escuelas. Las clases acaban a las dos y las calles de la ciudad están ahora llenas de niños con el uniforme. Según de qué escuela vengan, el uniforme es marrón, púrpura, rojo o fucsia. En el muro de la escuela George Muller (los de fucsia), una pintada tiene un mensaje optimista: «Haïti renaîtra de ses cendres» (Haití renacerá de sus cenizas) . Bajando por la calle Saint Pierre, se encuentra el Hotel Majestic : tiene piscina y aire acondicionado, y la noche sale por 85 dólares. ¿Quién puede pagar esto en Haití? Felix Wesbern es el director: «La mayoría de clientes son de ONG, y a veces vienen haitianos que viven en el extranjero y están de vacaciones o vienen a un funeral…». La violencia de marzo hizo que el negocio se tambalease: «Las ONG se fueron y casi tengo que cerrar». Pero ya han vuelto y hoy todas las reservas (nueve) son de cooperantes. Cuando el primer ministro Ariel Henry anunció el aplazamiento de las elecciones generales previstas para el pasado febrero, se inició una ola de protestas violentas por todo Haití. A principios de marzo, aprovechando que Henry estaba fuera del país, las bandas se soltaron del todo y desencadenaron el terror en Puerto Príncipe : saqueos, asesinatos, secuestros y violaciones. Incluso asaltaron una cárcel y bloquearon el aeropuerto, y con el bloqueo del aeropuerto impidieron la vuelta de Henry, que al final se vería forzado a dimitir. La espiral de violencia frenó y se constituyó un consejo de transición. El aeropuerto reabrió a finales de mayo, y Garry Conille fue nombrado primer ministro en funciones a principios de junio; y a finales, doscientos policías kenianos llegaron a Haití. Son el primer grupo de una fuerza internacional en despliegue que busca recuperar el control de todo el país. De momento, el 80% de Puerto Príncipe sigue bajo control de las bandas. La línea fronteriza, en esta parte de la isla, sigue el curso del río Masacre, y así el paso transfronterizo es por un puente. Quienes atraviesan el puente, de entrada y de salida, son todos haitianos. El trasiego de gente y de vehículos es intensísimo, y más hoy que hay mercado. El Mercado Binacional de Dajabón se encuentra en suelo dominicano, pero está en una especie de limbo intrafronterizo que permite el acceso a todo el mundo y facilita así el intercambio comercial internacional. Los haitianos compran comida (al detalle o al por mayor) porque en Haití tienen escasez, y los dominicanos compran ropa y productos de higiene porque les sale más barato. Sainfleur llega a Haití cargada con bañadores y ropa interior infantil. Viene del mercado: vende allí a los dominicanos la ropa que previamente ha comprado en Haití. Tiene una opinión sobre los dominicanos: «La mayoría tienen respeto por los gringos, pero no tienen ningún respeto por los negros . Me tratan mal». También llegan a Haití mujeres con cajas de huevos sobre la cabeza, mujeres con carretillas llenas de bloques de hielo y botellas de agua, hombres cargando sacos con ropa y también motos con el remolque lleno de plátanos. Son decenas de haitianos los que constantemente cruzan la línea fronteriza, son miles a lo largo del día. Algunos no van cargados: hay adolescentes que vienen del colegio y hay hombres que vienen de la obra. Estudian y trabajan en Dajabón, la ciudad dominicana vecina: Dajabón es, informalmente, una zona de tolerancia a la que los haitianos pueden ir sin demasiado problema. En los controles fronterizos, ningún soldado mira demasiado quién entra ni quién sale. Sí miran las mercancías, sobre todo las más grandes. Los controles de migración , los de verdad, son en las carreteras que salen de Dajabón hacia otros puntos de la Dominicana, y así los haitianos que quieren ir más allá, lo hacen campo a través o escondidos en un maletero, o bien pagan la cogioca , que es el soborno a un funcionario fronterizo. La aduana de Dajabón es una madriguera de corrupción , y siempre que tienen la ocasión, tratan de meterse algo en el bolsillo. No sólo se aprovechan de los haitianos: el visado de salida para un blanco que va a Haití (por ejemplo) son 20 dólares. Esta cifra, sin embargo, puede variar en función de la avaricia y la mezquindad del funcionario que te toque.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-08-16 02:44:48

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