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Isabel Pantoja despide Cantora, sus recuerdos y la herencia de Paquirri

Isabel Pantoja despide Cantora, sus recuerdos y la herencia de Paquirri



Hay escasos hogares de España cuyo nombre se asocie inmediatamente a una imagen o rostro de una persona, y uno de esos pocos es el de Cantora. Fue la finca que compró el difunto torero Paquirri para ver crecer y desarrollarse una familia feliz y próspera, aunque seguramente pocas cosas salieron como esperaba. Ahora su última inquilina, Isabel Pantoja , ha abandonado el emblemático hogar para trasladarse a una lujosa finca de Madrid con 11 baños. Es el final de una época pasada que probablemente fue mejor. Cantora es todo un emblema. En su día emergió como un símbolo de éxito, celebridad y prosperidad. Fue la finca que quiso Paquirri y que a su triste fallecimiento, hace justo 40 años, heredaron Isabel Pantoja y Kiko Rivera . Conocida en tiempos como un hogar donde habitaban mil sueños, ahora se encuentra en venta y es objeto de no pocas controversias a cuenta de lo que se conoce como «la herencia envenenada». Se trata de una finca ganadera, con todas las peculiaridades que ello comporta. Ubicada entre las localidades gaditanas de Medina Sidonia y Vejer, cuenta con 370 hectáreas que incluyen zona de monte, dehesa y cultivo de secano. El foco se sitúa en los más de 2.000 metros construidos , entre los que se encuentra la vivienda familiar junto a varias naves industriales de explotación agrícola y ganadera. El cortijo, tan torero, es de color blanco y no tiene ninguna ventana abierta . Dicen que por deseo expreso de Isabel Pantoja en su irrefrenable obsesión por preservar su intimidad. En las inmediaciones se sitúa una cuadra que actualmente sirve como almacén de multitud de cosas . Por ahí se acumulan algunos de los trajes que vistió Isabel Pantoja junto con cosas que un día fueron importantes y que ya no son ni recuerdos. Cerca hay un garaje con maquinaria para labrar el campo y cosas de Paquirri que nadie nunca se atrevió a tirar. Los exteriores están muy descuidados, ese ocre que dibuja la deprimente combinación del paso del tiempo y el abandono. Una de las partes más importantes de la casa es el despacho de Paquirri , donde se reunía para hablar de carrera y negocios. También está abandonado. Por allí se posa el polvo sobre papeles y carpetas tiradas. Como curioso observador de todo el desorden aparece colgada de la pared una cabeza de toro junto a dos orejas. El recuerdo de una tarde que debió ser gloriosa. Todo eso es lo que está a la venta. Isabel Pantoja tiene la propiedad al 51% y el otro 49% es de Kiko Rivera. Dicen que la venden por 10 millones de euros , aunque parece que el hijo estaría más que dispuesto a rebajar esa cifra. Hace meses salió la noticia de que había una empresa interesada en construir u n parque de molinos eólicos para generar energía renovable. Pero ahí, en un rumor inconcluso, quedó la cosa. Ahora se dice que podría convertirse en una casa rural bajo ese reclamo que siempre es «la casa donde vivió…». Sin embargo, la finca no solo es una cosa de Isabel Pantoja y Kiko Rivera. Allí permanece la llamada «herencia de Paquirri» a sus hijos mayores, Fran y Cayetano , unas pertenencias por las que ambos han intentado recuperar, aunque sin éxito. El enfrentamiento de la viuda del torero con la anterior familia de Paquirri, los Rivera , viene de lejos. De hace décadas. Jamás les facilitó el acceso a su finca para conseguir los objetos que el padre dejó en herencia a Francisco y Cayetano. Se llegó a decir que las habían robado, algo que Kiko Rivera siempre ha negado. «No creo que lo quiera tanto cuando a sus hijos no le ha dado lo que él quería que tuviéramos», diría el DJ sin ningún tipo de piedad. La tonadillera abandonó Cantora y solo se llevó aquellas cosas que ella consideraba más importantes. Dicen que no muchas. « ha recogido unas cuantas cosas y las que no, no las ha dejado custodiadas por alguien ni en un guardamuebles», asegura Luis Pliego. ¿Y dónde queda la polémica herencia? « En la habitación misteriosa », destapa el periodista. Uno más que añadir a los innumerables enigmas que acompañan al clan Pantoja desde hace décadas. Se puede decir que quien compre Cantora se llevará también la famosa herencia de Paquirri. Isabel Pantoja se ha marchado de alquiler a Madrid, a razón de 30.000 euros al mes, con un contrato de alquiler sin su nombre por esas peculiaridades que tiene su vida. Lo último que hizo en su vieja finca fue ver -o empezar a ver- la durísima entrevista de su hija Isa Pantoja , quien entre otras lindezas acusaba a su madre adoptiva de tratarla «como a un perro». Cantora es ya un recuerdo muy lejano.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-26 02:44:53

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