Edmundo González Urrutia , presidente electo de Venezuela, y María Corina Machado , quien se convertirá en su vicepresidenta, eligieron este martes, Día internacional de los Derechos Humanos, para mostrar su fortaleza, a pesar del hostigamiento del régimen de Nicolás Maduro –ella vive en la clandestinidad, y él se vio forzado a exiliarse en España el pasado 8 de septiembre –; así como su compromiso con la liberación de los presos políticos, casi 2.000. Una cifra que se incrementó de manera extraordinaria tras las protestas por el fraude electoral cometido por el régimen chavista, que declaró vencedor a Maduro sin mostrar las actas. Algo que sí hizo la oposición, recopilando el 83% de ellas, que dan la victoria, por 7,3 millones de votos, a Edmundo González. «Mi responsabilidad en una fecha como esta es denunciar la grave situación que vive nuestro país, las graves violaciones de derechos humanos que sufren las víctimas y sus familiares», comenzó diciendo el presidente electo, que fue recibido entre aplausos en un acto, bajo el nombre de ‘El reto de la liberación de Venezuela, en el que estuvo acompañado por expresos políticos, madres, hijos y hermanos de víctimas de la represión. Con la voz quebrada algunos de ellos, como la madre del joven de 17 años Neomar Lander que murió en las protestas de 2017, relataron un pequeño pero estremecedor fragmento del sufrimiento de los venezolanos durante la última década. Según los datos ofrecidos por organismos de DD.HH, desde 2014 han sido encarceladas en Venezuela 17.000 personas por motivos políticos. En la actualidad, entre los casi 2.000 presos, 42 son adolescentes , y hay 245 mujeres, ancianos y personas con discapacidad. González se refirió al trato inhumano al que estos presos están siendo sometidos: «Han sufrido la violación del debido proceso y viven en condiciones extremadamente graves, sufriendo tratos inhumanos, tortura, violencia física y psicológica». Una situación que terminará, es su máxima prioridad, cuando González asuma la presidencia de Venezuela, algo de lo que parece no tener dudas, a pesar de las amenazas de apresarle por parte del régimen: «Con miedo no se va a la guerra. Por alguna vía voy a viajar a Venezuela para juramentarme el 10 de enero», aseguró. El presidente electo se mostró, sin embargo, consciente de que no será fácil, pues «sabemos que entre los que controlan el poder no hay disposición de acatar la voluntad de los ciudadanos». A pesar de ello, insistió en que le tenderá la mano para llevar a cabo «una transición ordenada y concertada»; y subrayó la necesidad de seguir ejerciendo la máxima presión diplomática. «Requerimos el máximo apoyo de las democracias del mundo. Venezuela requiere justicia y democracia». Tras varios testimonios de víctimas y familiares, se conectó al acto, desde algún lugar de Venezuela, María Corina Machado, transmitiendo, como es habitual en ella, fortaleza y la seguridad de que un cambio se va a producir en Venezuela. «Hemos logrado unir a un país que ha sufrido los crímenes más dolorosos, 25 años de maldad de un régimen que ha intentado enfrentar al pueblo. Y en lugar de acabar con las ansias de libertad, ha logrado todo lo contrario: un movimiento. Hoy Venezuela está de pie», afirmó. Y calificó los últimos actos del régimen, como la aprobación de leyes que castigan a quienes pidan sanciones, como actos desesperados. «Nunca ha estado tan dividido y fragmentado; está más débil que nunca. Mientras en Venezuela se está librando una lucha por la libertad y la democracia para América y Occidente». No faltó una mención al reciente derrocamiento del régimen de Assad en Siria, como una advertencia al Gobierno de Maduro. «Otras tiranías con los mismos aliados [Irán, Hizbolá, Rusia] han colapsado». También estuvo muy presente la migración –desde 2014 han abandonado el país ocho millones de venezolanos–: «Estamos llenos de esperanza y vamos a hacer justicia. Vamos a traer a nuestros hijos a Venezuela», señaló Machado. En el turno de preguntas no faltaron las referencias al reconocimiento de Edmundo González como presidente electo, que ya han hecho países como EE.UU. , Italia o Argentina. «Aspiramos a que todos los gobiernos democráticos del mundo lo reconozcan. Aquí no se puede ser equidistante, y quien tenga esta postura está próximo al lado del opresor», sentenció Machado. «Esperamos que Europa, y España en particular, lo reconozcan». En España, ha sido el Congreso quien sí lo ha hecho , pero no el Gobierno de Pedro Sánchez. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, lo justificó hace unos días diciendo que González Urrutia no le había pedido una reunión para tratar el tema. ABC le preguntó al presidente electo si tras estas palabras le había pedido una reunión a Albares: «Tuve una reunión en la que hablamos largamente a los pocos días de llegar a España y conversamos sobre muchos temas». ¿En particular de su reconocimiento?, repreguntamos. «Hablamos de todo, de todo…», atajó González Urrutia. Más vehemente se mostró Machado que aseguró que «no es un tema de reuniones, de concesiones o favores, de que el presidente electo tenga que solicitar algo específico. Es un tema de la constitución y las leyes venezolanas, de lo que es correcto, lo que establece nuestra legislación y lo que decidió el pueblo de Venezuela. Y si hay coherencia y consistencia entre lo que se practica y lo que se promueve en otros lugares, en este caso, todos los países democráticos deben de reconocer a Edmundo González porque fue la decisión del pueblo de Venezuela», zanjó.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-10 18:38:27
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