En su nueva vida, tan distinta a la anterior, Irene Sánchez-Escribano está «muy contenta». Cuida de la pequeña Candela, «una niña muy buena, que nos lo está poniendo fácil, aunque es verdad que estoy durmiendo menos de lo que estaba acostumbrada»; y, además, «tengo la suerte de tener una red de apoyo que me permite organizarme y desde hace un mes estoy metiendo rutina para ponerme en forma, que llevará su tiempo». La mejor atleta toledana de la historia disputó la final de los 3.000 metros obstáculos en los Juegos Olímpicos de París 2024, logrando un envidiable undécimo puesto, y un verano después, dos días antes de cumplir 33 años, nació su primera hija. Lo de compaginar el deporte profesional con la maternidad es algo todavía infrecuente, pero Sánchez-Escribano está decidida a regresar a la competición y su «objetivo» es «estar al cien por cien el próximo verano», cuando se disputa el Europeo de Birmingham (Reino Unido). «Siempre he tenido muy claro que quería ser madre y que quería serlo no muy tarde. También tenía claro que después de los Juegos quería dar ese paso. No sabía cuanto tiempo me iba a llevar, pero todo cuadró superrápido», cuenta desde Huesca, donde lleva un año residiendo porque su pareja es de allí. La atleta explica que, cuando se quedó embarazada, buscó asesoramiento de especialistas y «entrené con normalidad». Sin embargo, «en el cuarto mes tuve unas molestias en el glúteo porque te cambia el cuerpo, la curvatura de la espalda, el punto de gravedad, pero volví a entrenar cuando me recuperé y a partir del sexto mes sí que dejé de correr del todo al notar muchas contracciones preparatorias y me dijeron que no era alarmante, pero sí un indicativo de que había que ir cambiando cosas. Y desde ese momento hice elíptica y natación». El parto, el pasado 23 de agosto, fue «difícil» al ser «muy largo» y «en los primeros días apenas salí de casa». Como cualquier atleta de un nivel top, Sánchez-Escribano sabe perfectamente escuchar a su cuerpo y ahora está en ese proceso de «readaptación». «Casi desde el principio he hecho ejercicios para fortalecer el abdominal y el suelo pélvico, al mes o así empecé con la elíptica y a los dos meses he vuelto a correr », detalla. Llevaba desde mayo sin hacerlo y la evolución será parecida a cuando se supera una lesión de larga duración, «introduciendo poco a poco más ejercicios hasta entrenar con normalidad». «Mi musculatura y mis articulaciones se tienen que volver a acostumbrar al impacto porque al final meto muchos kilómetros a la semana», enfatiza. Descartada la temporada de cross que en estos momentos se despereza y en la que siempre se ha manejado con soltura, la toledana todavía no ha decidido qué prueba abordará en el año 2026. «La tendencia es tirar al fondo -admite-, pero no sé si ya o si volveré a hacer un último baile en el 3.000 obstáculos» . Rechaza, eso sí, el 5.000 «porque no está hecho para mí; se corre muy muy rápido y tienes que tener un buen cambio de ritmo al final. Me adapto mucho mejor a un 10.000». En todo caso, la decisión sobre la distancia dependerá «de las sensaciones» y «será un trato con mi entrenador, Antonio Serrano».
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Author : (abc)
Publish date : 2025-11-16 08:01:00
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