Una fila que da la vuelta a la manzana. A pleno sol, o bajo la lluvia. Y si uno la sigue hasta su inicio, se encuentra con un pequeño local en blanco y azul, con aspecto de rincón griego, donde el público espera paciente para comerse un helado. Nada más. Y nada menos. El secreto lo tiene un matrimonio mexicano que en apenas dos años ha conseguido pasar de un negocio en un espacio de 20 metros cuadrados en la calle Ortega y Gasset a tener 140 franquicias en 14 países de cuatro continentes. La idea de Natalia Morales y