Yo, que dediqué buena parte de mi vida profesional a la coordinación del Plan INFOEX , que repoblé montes y dehesas de alcornoque y que protegí a corzos y monteses en las sierras extremeñas, no puedo permanecer callado ante el clamor que hoy sube de los pueblos abrasados. Hablamos de vidas truncadas, de hogares reducidos a cenizas, de ganaderos que ven a su rebaño convertido en humo, de agricultores que contemplan cómo la cosecha de un año entero desaparece en cuestión de horas. España arde porque, a pesar de los avances técnicos y del sacrificio heroico de los retenes forestales,