En su nueva vida, tan distinta a la anterior, Irene Sánchez-Escribano está «muy contenta». Cuida de la pequeña Candela, «una niña muy buena, que nos lo está poniendo fácil, aunque es verdad que estoy durmiendo menos de lo que estaba acostumbrada»; y, además, «tengo la suerte de tener una red de apoyo que me permite organizarme y desde hace un mes estoy metiendo rutina para ponerme en forma, que llevará su tiempo». La mejor atleta toledana de la historia disputó la final de los 3.000 metros obstáculos en los Juegos Olímpicos de París 2024, logrando un envidiable undécimo puesto, y