Cuando hace cuatro años el G-20 acordó un impuesto mínimo global del 15% para multinacionales con facturación superior a 750 millones de euros, la expectativa era cerrar filas contra la erosión de las bases imponibles y la competencia fiscal desleal. Sin embargo, el pasado 28 de junio de 2025, el G-7 dio un paso atrás que invita a repensar la viabilidad del modelo . En Bruselas, las siete economías más avanzadas decidieron eximir a las multinacionales estadounidenses de ese tributo –una excepción sin precedentes–, a cambio de que Washington suprima la 'cláusula 899', de su ley presupuestaria que autorizaba represalias