La reforma laboral lleva cuatro años en vigor, un periodo en el que las empresas, a golpe de legislación, han dado un giro radical en el modelo de contratar a sus trabajadores. Durante este tiempo la estabilidad, muy apoyada en los contratos indefinidos fijos discontinuos y a media jornada, ha ido relegando a las fórmulas temporales , limitadas drásticamente a un máximo de un año para una economía muy marcada por la estacionalidad del turismo y la hostelería y también del campo. Pero lo que es norma para las empresas no lo es para el sector público, que dobla la