Se cuenta en el pueblo donde pasó su infancia Santiago Bernabéu que cuando el Real Madrid necesitó dinero para levantar el estadio de Chamartín , el entonces directivo tiró de patrimonio familiar. Vendió un puñado de buenas fincas agrícolas heredadas –a las que llevaba a correr a jugadores como Di Stefano– y logró unos tantos millones de pesetas. Me contó el anterior alcalde, con algo de guasa, que los vecinos no presagiaban nada bueno de aquella operación: «Está loco, se va a arruinar», advertían, con muy poca visión de futuro, como se ha podido comprobar después. Corrían los años 40