Córdoba en los 80 era todavía una ciudad mediana y tranquila, con unos 300.000 habitantes a mediados de la década. El Casco Histórico, con la Mezquita-Catedral , seguía siendo el corazón simbólico de la ciudad y los núcleos residenciales se concentraban en barrios como Ciudad Jardín, Vallellano, El Brillante, Figueroa o Cañero. La vida cotidiana era más pausada que hoy: cafés, tertulias, tapeo, cines de barrio y el paseo por el bulevar del Gran Capitán o la plaza de las Tendillas eran parte del día a día. La ciudad aún conservaba su carácter urbano tradicional ; el Puente Romano seguía