Como un avión despegando, así arrancaron los visuales en el Cartuja Center. Pero aquel despegue no traía turbulencias, sino un cosquilleo que atravesaba el estómago y subía directo al corazón. Raule levantaba vuelo en Sevilla, y con él, toda la pista. El primer rugido llegó con 'Furia y humo', una apertura eléctrica en la que conquistó el escenario con la fuerza de quien juega como en casa, aunque él mismo confesara más tarde: «Muy buenas noches Sevilla, ya sabéis que Sevilla es como mi segunda casa, donde más nervioso me pongo es aquí. Muchas gracias por esperar todo un año».