Se llama Marina, nació el 25 de septiembre, sus padres, Ramón y Raquel son muy jóvenes. Tienen en el rostro la huella del bronce fundido en las fraguas. Ocurrió el domingo. La pareja con su recién nacida salió al barrio a encontrarse con la Esperanza de Triana. El abuelo de Raquel llevaba todos los años a su nieta a verla al puente. Ahora la joven madre quiere transmitir la herencia a Marina. Se acercaron. El Arzobispo vió aquella ricura de criatura y la cogió para bendecirla. Desde que está en la Misión, el diputado de cultos Álvaro Sopeña coge a