Un natural, pero qué natural . Morante de mi vida . Se paró el tiempo -ese que parecía que nos dejaba sin tarde-, crujió el Baratillo, los vellos sobrepasaron las camisas y la plaza se volvió loca . Sí, por un natural que duró lo que dura la vida, la eternidad del toreo y la belleza más sublime. Como me dijo un día un gran periodista, cuando pasan cosas grandes, hasta los que no entienden -que de esos había hoy varios en la plaza- se dan cuenta de que algo enorme nos ha sobrevenido . Y la emoción lo supera