Se desmonteraron los toreros, los de oro y los de plata, para escuchar los acordes del Himno Nacional, abrochado con un rotundo «¡viva España!» y el eco coral de los tendidos, nostálgicos por no ver ante sus ojos la arena negra, seña de identidad de esta plaza. Color playa es ahora. Y a una playa parecía por momentos: no se extrañen si Morante pide sacar el tractor amarillo de Burgos. Algún subalterno hasta se descalzó y los toros, más allá de que alguno anduviese justo de poder, acusaron ese estado con más de un derrape en una corrida que se