Desde la negación del cambio climático al miedo a las vacunas, los movimientos populistas cuestionan la veracidad de la ciencia y desprecian a las élites académicas que la producen. Mandatarios como Donald Trump o Javier Milei lo han llevado al extremo. El primero, que irresponsablemente propuso tratar el coronavirus con una inyección de desinfectante , sugirió que el «instinto natural» y el «sentido común» de la gente corriente están por encima de los «inútiles» conocimientos científicos. El segundo se refirió como casta a los investigadores, «que creen que tener una titulación académica los vuelve superiores». Estas ideas corren como la