Con sus cuatro ruedas duras -'neumáticos Bergougnan'- y su motor de seis cilindros, el automóvil Hudson Super Six fue la estrella de las grandes carreras de velocidad a comienzos del siglo XX. Y batió, de hecho, el récord de subida a la Cuesta de las Perdices, fijándolo en más de 121 kilómetros por hora. La proeza la llevó a cabo Luis Carreras, antiguo piloto oficial de la Hispano-Suiza, empresa de automóviles de lujo y competición que era agente de Hudson. Con los ojos de hoy en día, la Cuesta de las Perdices no lo es tanto: este tramo de la