Antes de nada, permitan una aclaración, y perdonen el trabalenguas, pero es que aquí, donde lo extraordinario es rutina, no hay otra forma de explicarse que enredándose: Una cosa es tener sueño, y otra muy distinta dejarse vencer por el sueño. Porque se puede estar 'molío', 'agotao', muerto y 'matao' después de transitar por la noche inabarcable de los días, esa en la que se retrasó hasta la eternidad, y no darle chance a la resaca, a la pereza. Porque el que ha muerto de verdad es el que manda, y aún sigue, antes de resucitar, recorriendo este rincón que