La muerte violenta de una educadora social en Badajoz a manos de tres menores alojados en un vivienda tutelada reaviva el debate, nunca zanjado ni asumido sin prejuicios, sobre la responsabilidad penal de los menores de edad. Conviene, ante todo, huir de cualquier juicio extremo con ocasión de este crimen. Ni los menores tutelados son delincuentes en potencia ni la Justicia penal de menores es perfecta. Lo que sucede es que en el homicidio o asesinato de Belén Cortés confluyen ambos escenarios y es necesario abordarlos con realismo. Por lo pronto, en este caso es preciso aclarar si existían denuncias