Pasado mañana hará un año que el presidente del Gobierno no comparece en el Senado. Esta auténtica anomalía democrática no es de extrañar si nos atenemos a la declaración del propio Sánchez, que llegó a decir el pasado septiembre que piensa acabar la legislatura «con o sin el apoyo del legislativo». Y a fe que esta fue toda una declaración de intenciones, pues el desprecio a las Cortes forma parte del ADN del sanchismo, que durante la pandemia llegó a cerrar inconstitucionalmente (como declaró el TC) el Congreso. Así las cosas, el PP va a reformar el Reglamento del Senado