Un peatón que se desmaya en plena calle, un nadador arrebatado al oleaje en el último momento, una conductora rescatada del interior de un vehículo tras un choque frontal. En cualquiera de esas situaciones, las personas que intervienen y realizan una reanimación cardiopulmonar (RCP) saben intuitivamente que, de lo contrario, esa persona morirá. No solo los humanos tienen ese instinto. Los elefantes , los chimpancés o los delfines también intenten reanimar a un compañero moribundo o que no responde, tocándolo, empujándolo o cargándolo encima. Investigadores de la Universidad del Sur de California y de la Universidad de California Los Ángeles