Javier Milei habrá tenido ocasión de reflexionar sobre el riesgo de que su personalidad acabe convirtiéndolo en personaje y de que el ansia de ser permanentemente disruptivo y novedoso le lleve a la temeridad. El presidente argentino también habrá podido medir el alcance de las redes sociales en las que tanto se vuelca para dar rienda suelta a sus mensajes de trazo grueso. Un par de malos mensajes en la red X echan tierra encima de la mejor de las reputaciones, como demuestra la experiencia. Milei quiso ser mucho Milei y animó en X a invertir en una empresa de