Las encuestas de intención de voto elaboradas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) carecen de crédito técnico desde que José Félix Tezanos se puso al frente de la entidad. Sus informes preelectorales son sistemáticamente desautorizados por los resultados de las urnas y sus métodos de análisis de datos reciben las críticas de expertos de toda clase, los que dirigen empresas demoscópicas y los que emiten sus opiniones en medios de comunicación. La antigua solvencia del CIS ha desaparecido tras un proceso de manifiesta degradación de su tradicional rigor científico, hasta convertir las siglas de la institución en sinónimo de