Abandonada por sus titulares y custodiada por agentes brasileños desde comienzos del pasado agosto, cuando Javier Milei ordenó el regreso
Ya casi nadie queda en pie. La televisora en que trabajo parece un cementerio sin lápidas, un camposanto con cámaras y reflectores. Casi todos han sido despedidos, expulsados, despachados a sus casas. Quedamos unos pocos