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El sueño de una noche en vela que alumbró la Macarena

El sueño de una noche en vela que alumbró la Macarena



Sevilla vivió esta noche una madrugada eterna abrazada a la majestuosidad de la Macarena . La Virgen de la Esperanza fue faro en medio de la penumbra, desafió al frío intenso que era imperceptible en la bulla de su delantera y navegó entre la muchedumbre que abarrotaba las calles para completar un traslado modélico hasta la Catedral, donde aguarda a esta hora el inicio de la procesión de clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular . Un templo al que llegó casi con las luces del alba y en el que se repitió tres décadas después el encuentro de aquel mes de abril de 1995 con la imagen de la Esperanza de Triana, aunque esta vez con el Cachorro como testigo de excepción. Fue un traslado reconocible desde el primer momento, con un marcado sello macareno que evocaba a esas madrugadas del Viernes Santo en las que la Virgen recorre las calles de Sevilla en un derroche de esperanza. Todo era como siempre, aunque en el fondo era bien distinto. Horas antes de que se abrieran las puertas de la basílica era casi imposible encontrar un hueco en la Resolana para ver pasar su paso de palio. El júbilo de la espera alcanzó su cénit justo en el momento en el que los pequeños músicos de l a banda juvenil de la Centuria Macarena llegaban a toque de ordinario con los clásicos sones de ‘Abelardo’. Eran ellos los heraldos de una inminencia que estaba a punto de atravesar de emociones los corazones de las miles de personas que aguardaban la llegada de la Esperanza. Cuando el reloj alcanzaba la medianoche, a la hora prevista, se abrían de par en par las puertas de la basílica para dejar paso a la cruz de guía y a un cortejo formado por más de un millar de hermanos repartidos en un total de once tramos. En la presidencia aparecían los hermanos mayores de las hermandades con las que la Macarena mantiene un vínculo especial . Estaban las tres de la parroquia de San Gil, Pino Montano, Santa Genoveva, Los Estudiantes, el Gran Poder y, por primera vez, el de la Esperanza de Triana . Sergio Sopeña devolvía así el gesto que realizó José Antonio Fernández Cabrero en la tarde del 7 de diciembre cuando presidió con su vara de las capillas el palio trianero. Con los pulsos acelerados, José María Rojas Marcos dio los tres primeros golpes de llamador al palio de la Macarena. «Por la paz en el mundo», dijo a sus costaleros . La primera levantá retumbó en el interior de la basílica y provocó una ovación estremecedora en la Resolana que se fue contagiando por el resto de calles que la esperaban. Un tenso silencio se apoderó del pueblo que esperaba a su Virgen . Poco a poco, el palio avanzaba con el único sonido de las zapatillas de la cuadrilla sobre el mármol. Todo era expectación contenida por lo que estaba a punto de ocurrir. Temblaban sus esmeraldas y su cara era el centro de todas las miradas en ese instante. La corneta que marcó el Himno Nacional fue la venia a una locura contenida que se hizo barrio cuando el Carmen de Salteras interpretó ‘Esperanza Macarena’ de Pedro Morales. Ahí, la Virgen, era ya del pueblo. El paso casi que no avanzaba. No tenía prisa, aunque iba cumpliendo los horarios de manera exquisita. A la altura del monumento a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, la coral polifónica de la hermandad la estaba esperando para estrenar la pieza ‘Es Macarena’, compuesta por Antonio González para la ocasión. Gustó el detalle entre los devotos, que lo agradecieron con otro aplauso interminable que acompañó la siguiente levantá, dedicada a las víctimas de la DANA de Valencia . La banda contribuía al delirio con algunas de las piezas más clásicas del repertorio macareno y la Virgen, hermosamente vestida con el manto de la coronación y la saya de las corbatas, se iba gustando en cada calle del barrio. A sus pies habían colocado la Rosa de Oro del Papa Francisco que le había entregado esta semana su enviado especial a Sevilla, monseñor Edgar Peña. Ese era el motivo que protagonizaba la decoración que los vecinos habían preparado en la mayoría de los balcones. En uno de ellos, en la calle Feria, le cantaron una sevillana y le ofrendaron la primera petalada de la noche. A las 3 de la madrugada ya estaba en el corazón de la Alameda. Sonaba ‘Coronación de la Macarena’ para felicidad del publico. Muchos eran la primera vez que veían su rostro , otros eran auténticos peregrinos de la esperanza que caminaban al lado del palio para arroparlo. En Trajano regresaron las estrecheces y las bullas, pero era posible acompañarla si se callejeaba por las vías paralelas Antes de desembocar en la Plaza del Duque se vivió uno de los momentos más emotivos de toda la noche. Desde un balcón del Hotel Don Ramón, una soprano canto una salve lírica a la Macarena acompañada de varios músicos de cuerda. El detalle gustó al selecto público que allí se daba cita. Todo estaba medido, desde la interpretación de ‘Sé siempre nuestra Esperanza’ a la gran petalada que llovía desde sus balcones y la azotea. Por el Duque, la Esperanza navegó a los sones de Virgen de las Aguas e hizo su particular entrada en Campana con Siempre Macarena y Coronación de la Macarena en una sola chicotá que la llevó a Velázquez. Eran las 4.30 horas de la noche y, a partir de ahí, todo fueron estampas de las primeras veces. Fue el turno de O’Donnell, la Magdalena y una Plaza Nueva en la que la esperaban los miembros de la corporación municipal, sumándose así a la presencia del alcalde José Luis Sanz en uno de los balcones de la casa de hermandad a la salida del cortejo. Eran en ese momento casi las seis de la mañana. El cansancio apretaba y también el frío , lo que había obligado a muchos miembros del cortejo a utilizar guantes para calentar sus manos. La banda interpretó ‘La Virgen de Sevilla’ en la puerta de la casa de todos los sevillanos y el palio llegó en una sola chicotá hasta el Banco de España . Por Hernando Colón sonó una salve en un balcón y el público seguía llevando en volandas a la Macarena hasta el puerto catedralicio donde estaba la meta. Nunca se vio sola la Virgen, que recuperó en Alemanes los minutos de retraso que llevaba acumulado. Tras cruzar la reja de la Puerta de Palos, el palio dio un giro de 180 grados a los sones de sus marchas más emblemáticas para entrar en la Seo hispalense mirando al pueblo que la arropó hasta el último minuto. Cinco minutos antes de las siete de la mañana , la Virgen de la Esperanza culminaba su traslado, casi con las primeras luces del alba despertando al día. El sueño de esta noche de primavera en diciembre estaba a punto de finalizar . O al menos, eso parecía. Antes de despertar de una madrugada inolvidable, la Macarena aún tenía guardado un momento que quedará grabado para siempre en la memoria de la ciudad. A su llegada hasta el trascoro de la Catedral, el palio hizo una maniobra para colocarse frente a frente al paso del Cachorro y, luego, al de la Esperanza de Triana . Los ojos de los que allí se encontraban miraban la estampa como lo hicieron los privilegiados que contemplaron esa misma escena hace ahora 30 años, en la Semana Santa de 1995. Sólo el rezo de una salve compartida logró controlar las emociones que ya por entonces eran un torrente de sentimientos desbordados. Sólo por eso había merecido la pena soñar despierto durante una madrugada que confirmó por qué la Macarena es el icono de la piedad popular según Sevilla.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-12-08 06:33:04

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