Han quedado para la historia frases como aquella tan ingeniosa de Napoleón, «vísteme despacio que tengo prisa». Churchill dejó unas cuantas, alguna intrascendente, y Lenin dijo lo de «libertad, ¿para qué?». En su brevedad, dejó claro que su ideal era la dictadura del proletariado, es decir, la dictadura de Lenin. Incompatible con la libertad, como entendieron todos sus seguidores. Hay un mérito en tratar un tema tan importante con tanta claridad y contundencia. Ese mérito puede reconocerse a Pedro Sánchez, lo que le ha permitido jactarse de que nada ha cambiado y que agotará la legislatura. Su trato con los