Quizá no sea el más idóneo para escribir lo que sigue, pero la tinta de periódico que me corre por las venas me empuja a hacerlo aun a riesgo de que se malinterprete como una vulgar forma de reivindicación personal . Nada más lejos de mi intención, pues el periodista le gana la partida al voluntario en este caso sin otro propósito que desvelar algo que los demás desconocen. Otros hablarán de petaladas, de vueltas a los sones de la banda, de saetas prodigiosas y de ovaciones de entusiasmo, pero lo que quiero trasladar es una expresión de intimidad espiritual