Tres noches al año en Triana son más largas que ninguna otra: la de los niños que han sido buenos antes de la Epifanía, la de las mujeres que escuchan Pureza y tiemblan porque llega su Esperanza, y aquella en la que la sexta filial rociera más antigua atraviesa el Vado de Quema , el punto que ofrece la estampa más fascinante del camino. Gorigoris iban al cielo en el descansadero del Quema. La misa de los romeros estaba llegando a su fin. Y en los alrededores del Simpecado, Triana entera reza sin que casi nadie la escuche. La salve