Qué privilegio, qué honor, qué suplicio... 'gozar' de casi tres horas de corrida, con sus dos viejunos sobreros (de verdad, ¿no había otra cosa para la primera feria del mundo?): la espera en las vías del AVE se hubiera hecho más corta. Diseñó la tarde el mismo que diseñó el tren a Extremadura, algún guionista contrario al refrán de «a la tercera va la vencida». Menos mal que Miguel Ángel Perera, ya con la anochecida, nos devolvió la ilusión . Qué pedazo de torero, qué capacidad la suya para despertar a la parroquia con una formidable apertura al cuarto, el