Llueve ceniza . O eso parece. Lo hace bajo una nube inmensa, negra, que cubre todo lo que el ojo abarca, y lenguas de fuego que pintan cada cerro, cada ladera, de Jarilla y todo su entorno. Una escena que, como las mejores películas de terror, impacta, aunque, quienes llevan años pisando el terreno, la hayan visto mil y una veces. Es lo de siempre. Lo de cada verano . La incertidumbre de siempre. El miedo de siempre. A perder tu casa, tu hogar, y lo que lleva toda la vida acompañándote. Quizás ese temor, ese pánico mezclado con un